jueves, 1 de marzo de 2012

las hamburguesas se ponen en la mochila. (F: Sinestesia gastronomica).



Las hamburguesas están de moda, llevan siendo populares desde finales del siglo XIX, cuando la cadena White Castle las dio a conocer, tal y como las conocemos hoy.Ahora bien, si antes eran consideradas las reinas de la comida rápida o, por muchos, comida basura “más bien por el tipo de establecimientos que las vendían”, ahora pasan a desfilar en las mesas de los mejores restaurantes, siendo plato estrella de muchas cartas y de los más demandados.


Es además, uno de los platos más internacionales, pues en cualquier parte del mundo puedes comerte una hamburguesa; son un claro ejemplo de la globalización del hecho gastronómico. Digamos, pues, que las hamburguesas son viajeras y, además, bien recibidas donde quiera que vayan –salvo excepciones por motivos culturales-.


En Madrid, cómo no, la oferta es variada y hay muchos sitios donde disfrutar de una rica hamburguesa (New York Burguer, Home Burguer, Nimú, Mad Café, Cilantro Gastrobar, San Wich, Alfredo´s Barbacoa, Taberna Agrado). A mí, personalmente, me gusta mucho la Chrysler Tower del New York burguer (original, cocinada al carbón, con queso azul y salsa de arándanos). Las últimas que he probado son las de The BurgerLab, un sitio de reciente apertura y que pasaré a presentaros.


En cualquier parte del mundo te puedes comer una hamburguesa y, en Burger Lab, podrás comerte un hamburguesa de cualquier parte del mundo


La hamburguesa es viajera y turista, y esta última faceta ha querido instalarse en Madrid y mostrarnos sus viajes a través del local ubicado en la calle San Joaquín, 5, donde se encuentra The Burger Lab o, literalmente, el laboratorio de la hamburguesa.



Tras las investigaciones y viajes, se encuentra Edmundo González, chef y director The Burger Lab, de origen chileno y afincado en Madrid hace 10 años. Brevemente, comento la trayectoria de Edmundo en la capital, pues ha sido asesor de varios restaurantes –Summa, Sukothay, Circus y The kitchen stories-. Ahora, emprende camino en un proyecto propio, con el objetivo de ofrecer una hamburguesa, para todos los gustos en su taller gastronómico en el céntrico barrio de Malasaña “TheBurger Lab”.


El local es sencillo, con capacidad para 45 personas, de corte minimalista, pues salvo unas líneas coloridas y las rojas lámparas, el color predominante es el blanco.Las mesas, algunas altas con taburetes, otras, con bancos corridos. Es una hamburguesería más “chic”, más moderna. En este sentido, se asemeja a la sobriedad de los laboratorios, pero, eso sí, la creatividad llega a la mesa, nada más poner los posa manteles, que resultan ser la carta, colorida y digna de ser vista.





Al observar el posa mantel "carta", verás que todo son Hamburguesas, está claro, pero, al mismo tiempo, te costará decidir, pues cuenta con hamburguesas de distintas nacionalidades, razas, países, aromas, colores y sabores. Desde la Marrakech, la tailandesa, la exótica, la tradicional, la vegetal o la de Hamburgo, con distintas carnes (de avestruz, ciervo, caballo, canguro, zebra, pollo, impala…) o pescado (salmón, merluza…). Pero, no sólo eso, sino que, además, cada especialidad está personalizada, con diferentes complementos e ingredientes, acordes al país que evoca cada bocado. Como nos comentó el chef, se trata de hacer disfrutar a los clientes de los aromas y sabores del mundo, rescatandolo sensorial en cada hamburguesa, además de mostrar carnes diferentes como el canguro, que es un éxito en la carta, ya que es muy poco conocida. Estamos en un laboratorio y, como tal, el equipo The Burger Lab sigue en la búsqueda de nuevas especies, aromas y texturas para ofrecer unas hamburguesas con raza, cultura e historia, ofreciendo no sólo un almuerzo sino una experiencia. Incluso tienen hamburguesas para celíacos, algo que me gustó saber y que comunicaré a mis amigos Ana y Víctor, de Caminar sin Gluten, pues me acordé de ellos cuando me lo comentó Edmundo. Por cierto, justo la semana que fui yo, inauguraron la parrilla de carbón, por lo que las hamburguesas han ganado en sabor y apariencia, respecto a sus inicios.


En mi visita –el 14F-, opté por la Marrakech (6´4 €), de carne de buey,condimentada con ras al hanut, especias y hierbas marroquíes, jengibre y cilantro; acompañada con hummus –muy bueno- y patatas. Mientras disfrutaba de ella, pensaba en que un queso tipo feta y una salsa agria –similar al que ponen con los kebab, le hubieran dado un toque con buen ritmo. También probé la de ciervo (8´1 €) -mejorable, pues la carne estaba un tanto seca- y la de avestruz (7´2 €), sin duda, la más jugosa.


Los entrantes también están lejos de los que puedes encontrar en los burguers, así las croquetas de cerdo e higos (3´2 €) –recomendables- con dos salsas, de setas y la thailandesa ; rollito de buey y vegetales (3´9 €) o Kani Kama en panko (3´4 €)–empanado japonés-.


Como postres tomamos el flan de turrón y la tarta cheescake; confieso que no soy muy de flanes y éste me encandiló, es puro turrón, cremoso, pero delicado y suave, con frutos rojos. La cheesecake no tiene la típica base de galletas, sino una fina base de avellanas, lo que aporta un recuerdo tostado que resulta bastante interesante. Son postres caseros y eso se nota.


Y, sin más, aquí termina mi visita a este casi recién llegado al barrio de Malasaña y que os invito a conocer; eso sí, a The Burger Lab, no hay que ir pensando en que vas a tomar la mejor hamburguesa de Madrid, si no, si no a conocer una hamburguesa personificada y creativa que cuenta sus experiencias viajeras. Y, cómo no, a probar y conocer distintos tipos de carnes, que pueden gustar o no, pero, si eres de los que le gusta salir de la rutina y abierto a descubrir nuevos sabores, pues The Burger Lab es una opción “asequible y apetecible”.




Con este proyecto, el chef Edmundo González deja claro que en la cocina no hay fórmulas establecidas y que con técnica, invención, conocimientos y mucho cariño, se pueden crear unas obras sabrosas y salerosas.

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