El pescado posee un gran potencial nutritivo que además de cumplir una tarea importante en la prevención de enfermedades, contribuye también al desarrollo cerebral durante la infancia.
Según recomendaciones del Instituto Nacional de Salud (INS), los niños en etapa escolar deberían consumir pescado por lo menos tres veces a la semana, ya que favorece a un mejor rendimiento académico en edades posteriores.
El pescado es un alimento rico en proteínas que contiene aminoácidos como la lisina, importante elemento en el crecimiento de los niños, y el triptófano, el cual contribuye a la formación de la sangre.
Asimismo, este importante recurso presenta vitaminas A, D, complejo B y principales minerales como el calcio, importante para la formación de los huesos y dientes, así como el yodo fundamental durante el embarazo, ya que contribuye con el desarrollo y crecimiento del bebe.
El desarrollo del cerebro requiere de ácidos grasos esenciales para la formación de su estructura y funcionalidad. Los aceites de pescado son los que contienen en gran cantidad ácidos grasos fundamentales para las estructuras de las membranas celulares.
Pescados como la anchoveta, caballa, merluza, machete y sardina destacan por contener una mayor cantidad de grasas no saturadas o “grasas buenas” como el Omega-3 y el omega-6 que facilitan el proceso de aprendizaje y memorización, contribuyendo al desarrollo de la inteligencia.
El contenido de nutrientes en los peces varía dependiendo de la especie, pero en general pueden presentar entre 14 a 20% de proteínas, de 0,2 a 20% de grasas y 1 a 1,8 % de minerales.
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