viernes, 2 de marzo de 2012

La tradición del mazapán se perpetúa de la mano de Ana Aray. (F: Informe21.com).



El mazapán es uno de los dulces más conocidos del estado Bolívar y su consumo no se limita a la población de la entidad, sino que ha crecido notablemente entre los turistas que visitan esta región del sur venezolano. Su origen se remonta a la llegada de los españoles al continente americano, quienes lo elaboran con almendras y azúcar.




Sin embargo, en el estado Bolívar, las mujeres indígenas del pueblo Kariña comenzaron a elaborarlo usando los frutos del árbol de merey, los cuales muelen y mezclan con azúcar.


Así se extiende la tradición que honra con su trabajo Ana Aray, una de las muchas vendedoras de mazapán que diariamente abre su puesto de trabajo en inmediaciones del terminal de pasajeros de Ciudad Bolívar


Nacida en 1953 en la comunidad agrícola de Kamurika, en la parroquia Moitaco del municipio Sucre, aprendió el arte de elaborar este dulce desde los 4 años de edad de la mano de su madre, Amelia, y su abuela Eunice.


"Toda mi vida ha transcurrido alrededor de la recolecta del merey, la molienda de la semilla y la elaboración del mazapán. De esto ha vivido mi familia desde que tengo memoria", señaló.


Dedicación diaria
Su labor comienza a las 5:00 de la mañana, cuando sale hacia el terminal de pasajeros para abrir su puesto de venta, en el que permanece hasta las 6:00 de la tarde.


Los fines de semana se dedica a moler gran cantidad de semilla de merey que le envía su familia desde su comunidad natal.


Esta semilla molida es mezclada con azúcar y a veces con otros ingredientes que no quizo revelar "para darle otros colores y algo de variedad al sabor, pues algunos lo prefieren más dulce y a otros les gusta que queda más salado".


Siempre la sorprendió el poco interés que mostraban los "criollos" en el árbol de merey, el cual crece en amplias zonas de la zona norte de Bolívar.


"Desde hace unos 10 años para acá ha crecido la demanda por el mazapán, pero también por la semilla del merey que la vendemos tostada en bolsitas y es más rica que el maní", agregó.


El terminal de pasajeros de Ciudad Bolívar y sus calles adyacentes están plenos de puestos de venta de estos productos, por lo que es referencia obligada para todo aquel visitante interesado en comprarlos.


"Yo tengo 20 años vendiendo en este punto. Al principio, éramos solo dos puestos los que ofrecíamos mazapán, pero hoy tenemos alrededor unos 18 vendedores que lo ofrecen también", refirió mientras mostraba su puesto de venta, atiborrado de panelas cuadradas de mazapán, que ofrece al público en presentaciones de 8 y 15 centímetros de lado, con precios entre 15 a 25 bolívares por unidad.


En defensa de una tradición
Pese a sus esfuerzos, Aray apunta que la creciente atracción que despierta el dulce entre propios y visitantes hoy en día se contrapone a una situación que puede poner en peligro la continuidad de esta tradición bolivarense.


El abandono de las comunidades indígenas por parte de las nuevas generaciones, que prefieren mudarse a las ciudades para estudiar o trabajar en oficios diferentes a la agricultura y pesca, también ha puesto en peligro el arte de elaborar los alimentos tradicionales. "Cada día quedan menos mujeres en las comunidades trabajando con el mazapán. Yo tengo cuatro hijas y solo dos de ellas me ayudan", señaló.


Para responder a este fenómeno consideró necesario que las comunidades se incorporen a los proyectos socioproductivos impulsados por el Gobierno Nacional, muchos de los cuales facilitan la adquisición de equipos para elaborar alimentos artesanales, como es el caso del casabe, otro de los más famosos productos elaborados en el estado Bolívar.


"Hay que aprovechar esta oportunidad que nos da el Presidente Chávez, primero tenemos que impulsar lo que es nuestro y mantener vivas las tradiciones", recalcó.


Enseñar para perpetuar
Próxima a cumplir 59 años de edad, Aray indicó que ella seguirá produciendo y vendiendo este dulce "hasta que me muera" y señaló que junto a otras mujeres kariña de su comunidad están dispuestas a enseñarle el oficio a las mujeres de la ciudad.


Una de las cosas que no deja de sorprenderla es la frecuencia con la que viajeras provenientes de Caracas, Valencia, Maracaibo e incluso extranjeras brasileñas y colombianas se le acercan para comprarle "alguito" y preguntarle cuál es la receta de estos dulces típicos.


"Todas las mujeres venezolanas, y sobre todo las de Bolívar, deberían aprender a hacer mazapanes de merey, y olvidarse de esas recetas con almendras que han intentado difundir algunas panaderías propiedad de extranjeros", señaló al tiempo que destacó del mejor sabor y consistencia del dulce kariña.


Consideró que en momentos en que se lucha por la soberanía alimentaria de Venezuela, es necesario impulsar una industria basada en la gastronomía típica de nuestros pueblos originarios, que en el caso del estado Bolívar superan las 65 mil personas.


Ana Aray es una de las muchas mujeres anónimas que siguen manteniendo viva una parte de la herencia cultural de los venezolanos, mezcla de lo que trajeron los españoles y que se enriqueció con el conocimiento, curiosidad y variedad de los pueblos originarios. AVN

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