miércoles, 29 de febrero de 2012



Carlos Pellicer invitó a cenar a unos amigos, y a los postres les anunció una primicia. Estaba escribiendo sus Sonetos a la Virgen y les leyó algunos. Como era natural, se deshicieron en elogios. A lo cual respondió:


–Mis queridos amigos. Estos sonetos concursaron en los Juegos Florales de Sahuayo. Ustedes fueron los jurados y no les dieron ni mención.


Alejandro Avilés y Manuel Ponce, separadamente, me contaron su desconcierto, y me aseguraron que los inconfundibles sonetos nunca llegaron a sus manos. Alguien hizo una preselección para ahorrarles trabajo, y ellos escogieron lo mejor que encontraron.


La administración descuidada desprestigia los premios. Los enjuagues existen, pero no hacen falta para que el resultado sea injusto. El jurado, los concursantes, los administradores y patrocinadores pueden actuar de buena fe con resultados sin sentido.


Hay quienes piensan que los premios deberían suprimirse porque están amañados y, aunque no lo estén, son inciertos como indicadores de excelencia. La lista de premiados y no premiados con el Nobel de literatura parece darles la razón. No se puede decir que el primero (Sully Prudhomme, 1901) y el primero de lengua española (José Echegaray, 1904) sean mejores que Tolstói, Proust, Kafka o Borges, que no fueron premiados.


Kjell Espmark, que presidió el jurado de 1988 a 2005, trata de explicar lo que sucede en El Premio Nobel de Literatura: Cien años con la misión, y destaca el problema de la claridad. El mandato escrito por Alfred Nobel para los cinco premios anuales pedía el galardón para quienes hubiesen “llevado a cabo el mayor servicio a la humanidad” en el año anterior; y, en el caso de la literatura, para quien “haya producido lo mejor en sentido ideal”. A partir de esta vaguedad, ¿cómo proceder?


Se comprende que algunos miembros de la Academia sueca propusieran rechazar la encomienda. Convertirse en tribunal de lo mejor en el planeta era ajeno a su misión y superior a sus fuerzas. Estaban dedicados a cuidar el sueco: preparar diccionarios y editar a sus clásicos. (Curiosamente, ni Espmark ni la página oficial de la Academia mencionan que el primer proyecto de estatutos fue encargado a Descartes por Cristina de Suecia, que quería hacer de Estocolmo una Atenas del Norte.)


Nadie propuso a Tolstói para inaugurar el premio de literatura; y, cuando se supo que el honor había sido para Prudhomme, se armó un escándalo. Docenas de escritores suecos protestaron en una carta pública a Tolstói, “venerado patriarca de la literatura contemporánea”. Tolstói la agradeció, aunque en la respuesta dijo también estar contento: se salvó de un dinero que “no puede hacer otra cosa que daño”. La respuesta sirvió para que el año siguiente, cuando sí fue presentado, tampoco fuera premiado. Todavía en 1905, hubo un dictamen (encontrado por Espmark en los archivos) donde se condenaba La guerra y la paz por atribuir “al ciego azar un papel tan decisivo en grandes acontecimientos de la historia mundial”.


¿Por qué se han multiplicado los premios? Porque son baratos. Los premios que apoyan el lanzamiento de un bestseller son nada frente al negocio del editor. Naturalmente, la mayor parte de los premios no sirven para vender, pero son actos de relaciones públicas tan baratos para vestir a las instituciones que fácilmente acaban manejados de cualquier manera, con resultados contraproducentes: la oscuridad o el escándalo. Innecesariamente, porque si se quiere celebrar a alguien, basta con organizarle un homenaje, sin las complicaciones de un supuesto concurso donde resulta ganador.
Para el joven Salvador Elizondo, que estaba indeciso entre dedicarse a escribir, pintar o hacer películas (como su padre), fue decisivo recibir el Premio Villaurrutia 1965 por su primera novela (Farabeuf o la crónica de un instante), a los 33 años. A partir de ahí, se consagró a las letras. El premio fue importante también para su editor, Joaquín Díez Canedo, que acababa de fundar la editorial Joaquín Mortiz (en 1962) y había apostado por la calidad del libro, a sabiendas de que no sería un bestseller. También fue importante para las letras mexicanas: amplió sus horizontes con una novela que llamó la atención internacional (fue traducida a cinco idiomas). Y fue bueno para los lectores que, sin el premio, nunca se hubieran enterado.
Los premios pueden ser creadores: aportar una perspectiva inédita en la recepción de una obra. Animan al premiado y a la comunidad lectora en una dirección significativa. No hay que tomar a la ligera su creación y mantenimiento, aunque el monto sea bajo. Lo que está en juego es más importante que el dinero: la orientación de la opinión pública, la confianza en que los certámenes son serios.
Para que lo sean, no hay que improvisarlos. Por lo mismo, no puede haber muchos: la seriedad exige preparación, trabajos y cuidado. Su configuración es esencial para que tengan sentido. Las reglas deben ser claras y practicables. No tan restrictivas que produzcan un solo candidato (en cuyo caso parecería que “tienen dedicatoria”), ni tampoco cientos. El jurado debe estar bien escogido. Las fechas y tiempos para recibir candidaturas, estudiarlas, discutirlas y dictaminar deben estar bien pensadas. Todo el proceso, incluso la discusión que desemboca en el veredicto, debe sujetarse al escrutinio público. Además, sería bueno dar cierto protagonismo a los jurados, volviéndolos responsables de manera visible: pagándoles generosamente (porque es mucho trabajo) y filmando la discusión para los noticieros culturales.
Un concurso de novela para escoger la mejor entre quinientas no puede ser serio, porque no es posible que todos y cada uno de los jurados hayan leído todas y cada una de las quinientas novelas. Es un fraude al público y a los 499 perdedores, movilizados para cubrir las apariencias. Si existe un jurado previo encargado de eliminar las que no merecen llegar al jurado final, este procedimiento debería ser explícito y los nombres de los encargados de la preselección deberían ser públicos, así como la lista que resulte de su trabajo.
Tampoco son serios los concursos dominados por camarillas de las grandes instituciones, aunque su propósito no sea ganar dinero, sino ascensos en la burocracia donde están haciendo carrera. A los trepadores, como a los vendedores, no les interesa el buen juicio lector: bueno es lo que se vende, bueno es lo que se premia. Con distintos propósitos, abusan de la confianza pública.
Nadie más alejado de esos criterios extraliterarios que Xavier Villaurrutia. Tenía, según cuentan, la manía antológica de hacer listas de los mejores escritores. Un juicio que seguramente pesaba entre quienes lo respetaban, pero no tenía efectos en las ventas ni en la carrera burocrática de nadie. Inspirado en él, cinco años después de su muerte en 1950, Francisco Zendejas inventó el Premio Xavier Villaurrutia “de escritores para escritores”, a diferencia del Premio Nacional de Literatura que era un premio del Estado.
El Villaurrutia no empezó premiando a los veteranos consagrados, aunque en retrospectiva pueda parecerlo. De seguir ese criterio, hubiese empezado por Alfonso Reyes, que nunca recibió el premio, y por esos años (entre sus 64 y 66) publicó libros admirables: Memorias de cocina y bodega (1953), Parentalia (1954), A campo traviesa (1954), Trayectoria de Goethe (1954), Quince presencias (1955). Ahora nos parece que el primer premiado (Juan Rulfo, en 1955) era un consagrado, pero fue al revés: el premio ayudó a consagrarlo, cuando tenía 38 años y acababa de publicar su primera novela, Pedro Páramo.
Esa capacidad de acertar y anticiparse al reconocimiento que alcanzaron Rulfo y Elizondo le dio prestigio al premio. También el hecho de que en 1958, 1961 y 1962 fue declarado desierto. No cualquiera ganaba el Villaurrutia. Ni siquiera los veteranos de lujo, como Reyes. Fue un premio para escritores que ya no eran promesas, sino jóvenes maestros dignos del espaldarazo del gremio.
Si el jurado del Premio Villaurrutia 2011 (Silvia Molina, Ernesto de la Peña e Ignacio Solares) no encontró nada mejor que los libros de dos veteranos mediocres (Sealtiel Alatriste y Felipe Garrido, de 63 y 70 años), debió declarar desierto el premio. La Sociedad Alfonsina Internacional y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, que lo organizaron, nos deben explicaciones:
1. ¿Cuáles son las reglas del Premio Villaurrutia? ¿Dónde están publicadas?
2. ¿Quién nombró a los jurados, con qué criterio? ¿Señalaron sus posibles conflictos de interés? ¿Se abstuvieron de votar en algún caso?
3. ¿Dónde se publicó la convocatoria? ¿Quiénes podían ser candidatos y quiénes no? ¿Cómo llegaron las candidaturas al jurado?
4. ¿Dónde está la lista de las obras que concursaron? ¿Cuántas sesiones dedicaron a su discusión? Si fueron decantando sus preferencias en votaciones sucesivas, ¿cuál fue el resultado de las votaciones intermedias? ¿Quiénes quedaron como finalistas?
Dado que el escándalo resultante no se había visto en los 56 años del Villaurrutia, y dada la importancia que ha tenido y puede seguir teniendo un premio de tanta tradición, lo razonable es declararlo desierto para 2011. No basta con descalificar a uno de los premiados, convicto y confeso de copiar lo ajeno sin usar comillas ni dar créditos. Hay que descalificar al jurado, que no tomó en serio su trabajo y así produjo un dictamen nada respetable.

Azúcar: ¿refinada o mal educada, negra o envenenada?. (F: Georjay Romero)

Mucha gente tiene la creencia de que el azúcar blanco por ser refinado es lo peor que hay, aunado a esto la nueva información o desinformación sobre que si es el “alimento principal” de las células cancerígenas, el vitíligo y otras enfermedades degenerativas han hecho que el azúcar blanco sea precisamente el blanco de múltiples preguntas.


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Fuente: Wikimedia Autor: Lauri Andler


Los expertos en la materia, incluyéndome, hemos coincidido en que no es la audacia de quitar algunas sustancias indeseables de un alimento antes de comerlo lo que hace daño. El azúcar blanco no es más que el azúcar crudo al que se le han extraído cierto materiales que muchos (acá indico precisamente a los pasteleros) podrían considerar “indeseables”.
Cuando el azúcar se refina mediante tres cristalizaciones sucesivas, todo lo que no sea sacarosa pura (nombre químico para la principal molécula azucarada) se queda en la melaza.

Los azucares menos refinados, de color más oscuro, que corresponden a etapas intermedias del proceso, son más aromáticos porque contienen restos de melazas. El empleo de azúcar ligeramente moreno o de otro más oscuro y de sabor más fuerte es cuestión de gustos.

Mucho del azúcar moreno que se vende en los abastos se ha obtenido de mezclar melaza con azúcar blanco, en vez de detener el proceso del refinado. Pero algunas marcas todavía lo hacen con el método tradicional.

Lo que trato de explicar es que: en el jugo crudo de la caña hay una mezcla de sacarosa y otras sustancias que contiene la caña y que terminan en la melaza. Cuando los ingredientes de la melaza se retiran, podría alguien decirme ¿cómo es que se convierte en venenosa e insalubre?. Cuando consumimos el “saludable” azúcar moreno solo estamos consumiendo la misma cantidad de sacarosa junto a restos de melaza.

Lo correcto en este caso sería afirmar que el azúcar moreno es más saludable en términos de que nos ofrece una mayor carga de sustancias minerales, entre las que se incluye hierro y calcio, que no están presentes en el azúcar blanco.

Muchos se habrán alegrado con esta noticia! Siiii! Pero ahora hay que estar muy “Moscas” ya que al hablar de azúcar moreno ocurre el fenómeno de que solemos aportar más cantidad (cucharadas) a nuestras bebidas porque tenemos la sensación de que “endulza menos” y es por el hecho de que cada cristal de azúcar (sacarosa) es un cristal individual, un grano individual y está envuelto por la sustancia melosa que no se disuelve tan rápidamente en comparación con la velocidad de disolverse que tiene el azúcar blanco y por eso requiere una mayor energía el acto de remover o batir dentro de la bebida al que lo agregamos. Así que OJO con esto: al final resulta que el aporte calórico es igual en un gramo de azúcar blanco que en un gramo de azúcar moreno (4 Kcal/gr) así que si queremos los minerales que naturalmente se encuentran en el azúcar moreno debemos tener precaución con las cantidades y paciencia para removerlo dentro del alimento.

martes, 28 de febrero de 2012



"Dios, ¿por qué si me esfuerzo tanto, escogiste a alguien tan indisciplinado y rebelde como Mozart, para ser el medio divino de tu expresión?" Estas líneas de una escena de la película Amadeus, en la que Antonio Salieri revisa a hurtadillas la composición musical de una obra de Mozart e imagina el sonido de cada nota en perfecta armonía, como si Dios mismo las hubiera escrito, son memorables. Salieri, extasiado, maldice a Dios por vivir en la misma época que Mozart.


Si bien Mozart nació con un don, los genios "naturales" no existen. Sabemos que su genialidad se debió mucho a la estricta disciplina que Leopoldo, su padre, un destacado compositor y músico, le impuso. Metió a su hijo de cuatro años a estudiar música; así, cuando Mozart tuvo los cinco años y apenas le llegaban los pies al piso al estar sentado frente al piano, ya dominaba la composición musical y el instrumento. A los 12 años ya era un concertista experto y con su padre viajaba por toda Europa dando conciertos.


La película no muestra que Mozart trabajó como nadie. En su corta vida logró componer más de 600 obras maestras. Sus manos eran un prodigio, pero se deformaron de tanto practicar, tocar y tomar una pluma de ave para componer. "La gente se equivoca al pensar que mi arte surge de manera fácil –le escribe Mozart a un amigo–, te aseguro que nadie ha dedicado tanto tiempo y pensamiento a la composición como yo. No existe maestro famoso del que yo no haya estudiado su música industriosamente varias veces."


Solemos pensar que la creatividad es algo con lo que se nace y que es un asunto que atañe sólo a los artistas. Pero la realidad es que si y nos disponemos a soltar la mano para a necesitamos: desde la joven que busca conseguir un permiso de sus papás, los vendedores que quieren cerrar una venta o los ingenieros que necesitan resolver el desvío de un río.


Así mismo, asociamos la creatividad con algo espontáneo, nuevo, diferente; y la paradoja está en que para lograrla requiere de todo lo contrario: disciplina, rutina y hábitos.


Todos sabemos cuán doloroso es querer plasmar una idea en una página en blanco, en una tela, en un producto o en el escenario a partir de cero. Sólo después de procrastinar de varias formas tu trabajo, es que te enfrentas a ti mismo con humildad.


¿Cómo disparar la creatividad? Crea un ritual y comienza. Twyla Tharp, en su libro The Creative Habit, es lo primero que nos sugiere. Llevar a cabo actos como poner cierto tipo de música, prender una vela, llenar una taza de café, meditar un rato, nos ayuda a calentar los motores y a marcar ese momento en que invocamos a la musa y nos disponemos a soltar la mano para crear. Recuerdo que Isabel Allende tiene el ritual de comenzar a escribir sus novelas los días 8 de enero, eso le da suerte.


Los rituales son poderosos y los atletas lo saben también; su valor radica en que te empujan a comenzar, a dar el primer paso a pesar de tus miedos, de la flojera o de lo que sea.


Lo asombroso es que cuando con valor aceptamos un reto y nos comprometemos, algo maravilloso sucede, la membrana se rompe, así como el pollo al salir del cascarón, y las musas no sólo nos rodean y nos ayudan a nacer, sino que nos proveen de todo tipo de apoyos que favorecen a la creación. Ignorar esta verdad elemental, puede matar un sinnúmero de ideas espléndidas.


Podríamos concluir que si bien hay condiciones que favorecen a la creatividad; Mozart no hubiera podido componer un Cosí fan tutte, si no hubiera tenido el valor, la paciencia, la disciplina y mucho trabajo para lograrlo.

LAS PROPINAS Y EL SERVICIO. (F: Jorge Guglietta).


Hoy día el concepto de la propina ha perdido un poco esa esencia de premiar o mejor dicho reconocer el buen servicio con una buena propina. La mayoría de los prestadores de servicio (meseros, camareras, entre otros) piensan que por el solo hecho de trabajar en estos oficios los hace merecedores de una buena propina.

El oficio de las mesas y servicio de la brigada negra como se llamaba anteriormente tiene dos extremos.

El primero de los extremos, es que la persona desee una buena propina sin importar la calidad de servicio que preste, no importa si la comida o la bebida llego a tiempo o no, o si el camarero estuvo presente cuando el cliente lo necesitaba. El solo sabe que le DEBEN DAR UNA BUENA PROPINA.

El otro extremo es el que debe ser, un servicio impecable desde el principio hasta el final.

Estuve de visita en “El Alazán”. Era una reunión de trabajo con un cliente, el sugirió el sitio cabe destacar que es un restaurante con mas de 180 puestos.

Hicimos nuestra selección de vino, con una punta trasera para dos persona (punta de anca o cola de cuadril) y una ensalada.

El jefe servicio nos trajo en menos de 5 minutos la botella de vino, la presento a la persona que había pedido el vino, una vez aprobada por la persona, procedió a abrir la botella, luego le presento el corcho al anfitrión y le sirvió una pequeña porción de vino (1 oz aproximadamente) para su evaluación, al ser aprobado por anfitrión, me sirvió una cantidad adecuada de 3 a 4 oz. aproximadamente y luego completo al anfitrión. Antes de retirarse preguntó, .- ¿desea que la refresque un Poco?, respondimos.- si por favor. El caballero ubico una hielera cerca de la mesa para colocar la botella.

A la llegada de la carne, nos la presento y pregunto que termino nos gustaba la carne, nos trajo la ensalada y la trincho, sirviendo a cada uno una porción, dejando en el bowl más ensalada para no recargar el plato.

En resumen el mesero estuvo presente siempre que lo necesitamos, nunca nos servirnos, ni una sola vez el vino, el mesero siempre lo hizo, sin servir demasiado. Nunca esperamos por servicio ni siquiera nos dio la oportunidad de solicitar algo, debido a que el mesero siempre estuvo atento sin molestar. En mis palabras es algo así, el mesonero estuvo invisiblemente presente.

Esa es la atención que todo prestador de servicio debe ofrecer, lo que se traduce al final de la experiencia en una buena propina.

Nos es sencillo tener personal con todas la pautas del servicio presente, por ello debemos mantener una serie de políticas y practicas que ayuden a mantener esa calidad se servicio presente.

En próximas entregas estaremos hablando de los tiempos de servicio, para tener una idea de cuanto debe esperar nuestro cliente según los estándares de calidad de algunas empresas de gran prestigio.

Este escrito lo hago en tributo a Huberto Duran quien en vida fuera uno de los jefes de sala más elegantes que he conocido y mi maestro en el arte de atender las mesas.

Cómo conciliar la vida familiar con comer en un restaurante . (F: Pintxo).

Buffet


El domingo me invitaron con mi familia a la nueva actividad que tienen preparada en el Hotel Puerta de América para toda la familia, el brunch familiar de los domingos. Acepté encantado porque desde hace tiempo pienso que la hostelería en general carece de algo básico: un espacio para que puedan disfrutar las familias.


Cuando yo voy a un restaurante, sea el que sea, me gusta pensar en mi comodidad pero también en la del resto de comensales. Entiendo que a nadie le gusta que un niño revoltoso le estropeé la comida. Es por eso que creo que la responsabilidad debe recaer en dos partes.


La responsabilidad principal, por supuesto, es la de los padres. Es de ellos a quien corresponde el deber de educar a los hijos. Aunque yo soy de los que opina que el carácter de los niños influye mucho en cómo actúan. No solo se trata de llevátelos a todos los sitios desde que son bebés. Explicación que oigo muy a menudo.


La otra parte de responsabilidad debería recaer en el propio restaurante y en su modelo de negocio. El empresario es libre de establecer el funcionamiento de su restaurante, por su puesto. Y es aquí donde deberían entrar una nueva tipología de restaurantes, los restaurantes familiares.


Si usted es dueño de un restaurante y ve que algún día a la semana tiene mucha afluencia de familias con niños pequeños, tal vez le interese fija uno o dos días a la semana especiales para recibir a este tipo de clientes que tienen unas necesidades diferentes a las de las parejas o grupos de amigos.

 

 

Cómo disfrutar en un restaurante cuando vas con peques



Las necesidades de una familia, por ejemplo una pareja con dos hijos – casualmente la mia – son:


Niños


  • Por un lado una carta diferenciada, la carta normal para los mayores y una carta para los más pequeños. Y por qué no incluir en ella una sección de potitos para bebés.
  • Por otro lado, horarios especiales. Tal vez empezar a comer a la una de la tarde. Los más pequeños tienen horarios de comida que empiezan a las 12 del mediodía. Y después toca siesta temprana. Horarios que no se suelen ajustar a las comidas de los padres.
  • Después de la comida de los pequeños un espacio para la siesta de los bebés y un espacio para que los peques, vigilados por un animador o cuidador, puedan jugar, pintar, etc. Y mientras los padres puedan comer sin agobios.
  • Otros detalles como la cubertería y vajilla para los peques, globos de helio, tronas suficientes para todos los peques, etc., ayudarán a crear un mejor clima para los más pequeños.

 

 

Los domingos en familia



Así las cosas la idea de un brunch familiar en el Hotel Puerta de América se presentaba muy atractiva. Aunque, a priori, hubo dos cosas que mejoraría, y ya que de momento fue el primer día en el que organizaban esta actividad, me voy a permitir indicarlas.


Perritos calientes


Uno la denominación brunch para este tipo de comida. Pienso que un brunch debe ser necesariamente lo que une el desayuno y la comida, de ahí su nombre. Y en este caso estábamos ante una comida diferente, que tiene otro nombre claramente, buffet. Por lo que para que sea brunch deberían ampliar el horario a más temprano e incluir más oferta gastronómica, con cosas de desayuno, más zumos, etc.


La segunda es que estuvieron un poco desbordados al ver que llegaron más “bebés” de la cuenta. Y con cinco o seis tronas no tuvieron suficiente. Así que nos tocó tener a la pequeña en brazos. Menos mal que es una santa y mientras picoteaba jamón pudimos ir comiendo.


En cuanto a la comida muy bien, mucha variedad. Por un lado la mesa de buffet para los pequeños con todo lo que aun enano le puede gustar, hamburguesas, filetes, patatas fritas, calamares, croquetas, perritos calientes, etc. Los vasos y platos un acierto porque seguro que son los que muchos de nosotros tenemos en casa, los utensilios de plástico de colores de Ikea, y que debo confesar que nos encantan.


Castillo de aire


El buffet para los mayores estaba compuesto de dos mesas. Una mesa para los fríos con variedad de ensaladas e ingredientes que añadirles, sushi de vegetales y salmón ahumado, langostinos cocidos, ostras, ahumados, fiambres e ibéricos, etc. Una zona para los postres con pequeñas porciones de pastelería y vasitos de arroz con leche y natillas.


La mesa de los calientes estaba compuesta por un arroz, diferentes tipos de pastas con sus salsas a parte, guarniciones de todo tipo, y las joyas, dos piezas de carne asada: por un lado roast beef y por otro un jamón asado, ambos con salsa de carne para glasear.


En la sobremesa los pequeños se fueron a montar a un castillo de aire hinchado con una animadora que les pintaba la cara. Y allí mientras ellos corrían nosotros pudimos disfrutar de un poco de calma en la mesa.


Sin duda alguna un acierto este tipo de actividades que espero, otros, imiten. No se trata de hacerlo igual, solo de buscar el cómo adaptar un restaurante, aunque sea pequeño, a un día familiar.

Postre mousse de café. (F: Maria Florencia Diaz).

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¿Quieres elaborar un postre diferente para servir a cada invitado en forma individual? ¿Eres amante del café, el cognac y te gusta el chocolate? Por eso... ¡Qué mejor que combinarlos todos juntos!
Para paladares refinados, preparamos una liviana y exquisita mousse de café para deleitarse después de una comida abundante. Esta porción es ideal para comer livianito ¡y no quedarnos con las ganas de algo dulce antes de dormir!

 

 

Ingredientes:

  • Brownie o vainillas
  • Yema 120 g
  • Crema de leche/nata 525 cc
  • Azúcar 140 g
  • Cafe instantáneo en polvo 2g
  • Gelatina sin sabor en polvo 12 g
  • Licor de café al cognac 200 cc
  • Salsa de chocolate

 

 

Preparación:

Este postre consta de una base que quedará a tu criterio la receta que quieras elaborar. Dos alternativas posibles son vainillas caseras, que puedes aprender a elaborarlas aquí. En este caso el gusto del postre será similar a un tiramisú. O bien, si eres más goloso y prefieres el chocolate, la opción ideal será preparar este brownie.


En ambos casos realizamos el proceso de elaboración correspondiente y volcamos la mezcla sobre una placa con papel manteca.


Una vez que tengas lista la base a utilizar, comienza a preparar la mousse. En este artículo no solo aprenderemos a cocinar una mousse riquísima, si no que podrán ver el paso a paso de una receta de mousse diferente, ya que es elaborada por medio de un método de "pochado".


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Para hacer la mousse, comenzamos batiendo las yemas con el azúcar y la mitad del licor. Batimos en un bol que estará apoyado en un jarro/olla, que estará al fuego a baño María.


Debemos batir aproximadamente unos 10 minutos, hasta que la mezcla se vuelva consistente, espumosa y quede marcado un surco en el fondo del bol cuando arrastramos el batidor.


Luego, retiramos el bol del baño María y continuamos incorporando aire a esta preparación llevándolo a una batidora eléctrica hasta que la mezcla espume aún más y se enfríe. Este proceso es igual al del merengue suizo.


pag100_6525.JPGLa consistencia será como la de una crema semibatida o como si hubiéramos batido huevos a punto letra. Reservamos.
En otro recipiente, batimos la crema hasta llegar a 3/4 punto. No nos debemos pasar de batido porque si no corremos el riesgo que, cuando la incorporemos a los demás ingredientes, ésta se corte. Reservamos en frío.


En una taza, disolvemos el café instantáneo en 3 cdas de agua. Revolvemos hasta diluir todo el café.



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Volcamos el café y el resto del licor sobre la crema batida y recuperamos el punto.


¿Por qué colocamos el licor en dos preparaciones separadas? Porque si colocaramos toda la cantidad en el baño María, se evaporaría del todo y quedaría solo un leve sabor. Pero si lo volcáramos todo en la crema, quedaría un gusto muy invasivo en la preparación. Por este motivo, realizamos la preparación de este modo y ubicamos en dos partes el licor, para conseguir el punto justo de sabor y textura.
 
 
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Ahora, debemos preparar la gelatina. Para ello hidratamos la gelatina en polvo de la siguiente manera.
Siempre que hidratamos gelatina, debemos tener en cuenta que la proporción en pastelería es por cada gramo de gelatina, 5 cc de agua. Por tanto, en este caso usamos 60 cc de agua. Colocamos el agua en un recipiente y vamos echando de a poco la gelatina, mientras revolvemos con un tenedor. Esto es importante para evitar que queden grumos de gelatina y luego se sientan al comer el postre.


Cuando disolvimos la gelatina, la llevamos 30 segundos al microondas a máxima potencia, hasta que se haya convertido en un líquido sin grumos al tacto. Reservamos unos 2 o 3 minutos para no usarla súper caliente.


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Mientras, mezclamos la crema con el café y el licor, con el batido de yemas, azúcar y licor.


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Realizamos este proceso con movimientos suaves para conservar el aire incorporado previamente en ambas mezclas.
Sólo nos falta agregar la gelatina. Entonces, tomamos 2 o 3 cdas de la mousse y las mezclamos en un recipiente aparte con la gelatina. Esto lo hacemos para que el brusco cambio de temperaturas y texturas no genere que la gelatina comience a hacer efecto y se vuelva grumosa y desagradable al paladar. Además, asi se distribuye de forma pareja en todo el postre, teniendo como función sostener esta mousse para que al desmoldarla conserve su forma.


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Para asegurarnos que no hayan grumos, volcamos la mezcla de gelatina y mousse en un tamiz, mientras la incorporamos a toda la preparación.


Incorporamos bien toda la mezcla y por último, volcamos la mousse en los moldecitos.
Para este paso, escogí unos moldes cilíndricos de 5 cm de diámetro. Cortamos la plancha de brownie o vainilla con el mismo molde, para utilizarlo de base. También podemos cortarlo con un diámetro menor para que la base no se vea por fuera y sea "sorpresa". En este caso, la receta rinde 16 moldes.


Hay moldes individuales rectangulares, de forma de corazón, triangulares, etc. Además podemos preparar el postre tipo torta, en un molde rectangular de 20x20 cm, o en uno circular de 20 cm de diámetro.


Finalmente, rellenamos los moldes con la mousse y llevamos a enfriar a la heladera/nevera, mínimo 3 horas.


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Desmoldamos y...¡voilá! Servimos en un plato y decoramos con salsa de chocolate!


¿Puede haber algo más rico que este postre de mousse de café?

Traen denominación de vinos Calatayud. (F: Angel Rivas).

Ciudad de México (28 febrero 2012).- A pesar de haber aparecido en 1989, la denominación de origen española de vinos, Calatayud, no es todavía conocida en México, pero está por hacer su aparición en el País.

"Es relativamente nueva y su principal uva es la Garnacha que incluso se le hace llamar 'la Garnacha olvidada de Aragón'.

"La denominación se caracteriza por tener un clima desértico y continental (sin influencia marina), además de un suelo pedregoso y viñedos en forma de vaso", describió Ricardo Arambarri, enólogo de la bodega Vintae que quiere introducir uno de sus vinos de esta región.

En estratos más profundos se encuentran suelos pizarrosos con material orgánico que ayudan a la sobrevivencia de las viñas, sobre todo por los grandes diferenciales: un verano muy seco y un invierno gélido.

Predominan los vinos tintos, elaborados mayoritariamente con Garnacha, aunque también hay blancos elaborados con Garnacha Blanca o Malvasía.

Precisamente el vino que busca entrar a México para representar a la denominación es Garnacha Olvidada de Aragón 2010, de la bodega Vintae, que muestra poca frutalidad y es dominada por notas lácteas, ahumados y especiados y en boca un ataque medio con frescura, tanicidad por evolucionar y notas tostadas.

Fábula. (F: Francisco Hinojosa)...

Ilustración: Mauricio Gómez Morín


Andaba el León de contentillo manipulando a uno de sus allegados cuando llegó el Grillo a decirle que los rinocerontes y las rinocerontas estaban de fiesta y no cesaban de copular.
–¿Y se puede saber qué traman los cabrones?
–Dizque el mejor producto que nazca de tanta cogedera será ungido como candidato a gobernar el reino.
–¿Con que quieren mi silla?
–Por así decirlo.
–¿Y por qué creen que pienso desocuparla así como así? ¿Un rinoceronte de rey? Habrase visto mayor dislate.
–Las eras modernas ya llegaron.
Y el tiempo pasó con toda puntualidad.
• • •
Tras una serie de desgracias y un sucio otoño fue presentado el Rinoceronte como candidato a ocupar el trono.
El León le llamó al Grillo.
–¿Y se puede saber qué trama el cabrón?
–Dizque quiere sucederte.
–¿Sucederme a mí, así como así? ¿Y qué piensan de eso los putos hipopótamos?
–Se están preparando para competir ellos también.
–Ahora resulta que cualquiera aspira a poseer mi corona. ¡Como si estuviera disponible!
–Así es. Hay que actuar pronto.
–¿Piensas que tienen chance de ganar?
–Ni madres.
–Claro que ni madres, para eso te pago.
Y el tiempo pasó irrefutablemente.
• • •
Tras algunos incendios y pocas esperanzas, el Rinoceronte puso sus asentaderas en la silla y se colocó en la cabeza la corona. Cuatro meses después, su consejera, la Hiena, llegó a decirle que los leones y los hipopótamos andaban de júbilo y no cesaban de copular.
–Eso no es noticia, pinche Hiena.
–Es que copulan entre ellos. O sea: los unos con los otros. Se intersexualizan, para que comprendas.
–¿Leones con hipopótamos, hipopótamos con leones, así como así? Habrase visto mayor perversión.
–Dicen que el producto que nazca de tanta fornicadera será algún día tu sucesor.
–¿Un hipopoleón de gobernante? Si serán pendejos.
Y el tiempo pasó a cuentagotas.
• • •
Tras algunos desmadres y muchas renuncias,el León hizo traer al Grillo.
–¿Cómo va la alianza?
–El producto resultó repulsivamente bien presentable, aunque parece un poco más hipo que león.
–¿O sea: vamos a ganar?
–Con la ayuda de los propios rinos, que no paran de hacer pendejadas, yo creo que arrasaremos.
–¿Cómo va la negociación con los demás hipos?
–Difícil. Quieren muchos cargos, además dela mayoría en el congreso.
–Diles que no chinguen.
–Ya les dije. Y más que eso: he estado ayudando a que se pongan en la madre entre ellos mismos.
–Nomás diles que no se maten.
–Te viste muy rulfeano, cabrón.
Y el tiempo pasó a golpes de minutero.
• • •
Tras una guerra interna y algunos decapitados, el Hipopoleón sentó de soslayo su enorme culo en el trono real. El Grillo citó al León en el casino de las zopilotas.
–¿Te acuerdas cuando te dije que entre leonar y grillar había una diferencia?
–La tercera vez que me lo repites.
–Tú ve los resultados, así como así.
–Pues el pinche engendro ni es hipo ni es león.
–Ni grillo.
–Es una aberración.
–Por eso.
–Los leones se la pasan huevoneando en charcos de lodo y los hipos hacen como que rugen.
–Pero somos gobierno, o eso creemos. Y además estamos aquí para otras cosas.
–Es cierto: va mi resto.
–Te jodiste: tengo tercia de reyes.
Y el tiempo siguió pasando.
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Moraleja: Esa. ~

lunes, 27 de febrero de 2012

Pene y corazón. (F: Enrique Goldbard).



No, el título de este texto no trata de una película pornográfica, ni de una novela de Pietro Aretino o del Marqués de Sade. Fuera del ámbito del romanticismo libertino, se antoja complicado tratar de encontrar alguna relación fisiológica directa entre estos dos órganos -relación que en todo caso resulta notoria cuando se trata del cerebro y el pene, obviamente la subordinación funcional es de éste a aquel, aunque algunas mujeres sostengan lo contrario-.
Disfuncion

No obstante, y ya en el terreno de la patología, al parecer la afinidad entre los órganos del título realmente existe y ocurre entre la disfunción eréctil (DE) y la enfermedad cardiaca.
En época relativamente reciente, en la que la DE se denominaba con un apelativo verdaderamente terrorífico para cualquier hombre que se ufanara de la buena labor de su "miembro", es decir, cuando médicos y legos llamaban a dicha condición "impotencia", el origen de la misma se atribuía a problemas de orden psicológico o, con cierto paternalismo, al paso natural del tiempo. Ahora se sabe que tan sólo el 15 por ciento de los casos puede imputarse a factores psicológicos y que la etiología (causa) del resto es diversa, desde problemas urológicos u hormonales, aunque también y probablemente en más alta proporción aún, circulatorios o simplemente desconocidos.


De acuerdo con un estudio iniciado en 1994 (citado por H.B. Simon de Harvard Medical School, 05/2011) en el que se involucró a 8 mil 063 hombres de 55 o más años de edad, de los que ninguno contaba con diagnóstico de enfermedad cardiaca, pero de quienes el 47 por ciento padecía disfunción eréctil y el 30 por ciento la desarrolló durante los 5 años siguientes; al cabo de 8 años de observación cuidadosa, los varones con disfunción eréctil exhibieron un riesgo 1.5 veces mayor de desarrollar problemas del corazón.
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Y si esta relación existe ¿se da acaso también en sentido contrario?, es decir, ¿los enfermos del corazón tienen un mayor riesgo de padecer disfunción eréctil? En Italia se realizó un estudio (misma fuente) que reunió a 300 hombres con padecimiento cardiaco, se diagnosticó DE en el 47 por ciento de ellos, en la mayor parte de los casos, severa.
Casi el 70 por ciento de los individuos estudiados reportaron haber experimentado "dificultades sexuales" durante un promedio de 3 años antes de ser diagnosticados con enfermedad cardiaca, lo que parece ser un hallazgo, en general, bastante común.


En estos dos padecimientos tan escasamente afines: ¿Cuáles son los vínculos que hacen que se correlacionen de manera tan intensa? Nos aproximaremos a algunas respuestas en la siguiente entrega de esta columna.

Manual del enemigo académico. (F: letras libres).



Es normal que el recién egresado de cualquier licenciatura en humanidades se encuentre ante el dilema que los universitarios técnicos no enfrentan porque están muy ocupados considerando qué trabajo mal pagado aceptarán: ¿y ahora qué hacer? La alternativa usual al desempleo o a la crisis vocacional consiste en inscribirse a un posgrado. No suena nada mal tener la oportunidad de extender algunos años más la vida estudiantil con una beca cuyo monto total sería imposible de conseguir dando clases.


Para todas las personas que han decidido dar este gran paso –el de evitar cualquier asomo de decisión – y se han inscrito al posgrado de su preferencia, esta semana en El Grafólego ofrecemos una selección de útiles y prácticos consejos que los ayudarán durante su trayecto formativo y, mejor aún, en el momento en que deban recuperar toda la incertidumbre que han escondido y que los sorprenderá de nuevo en el momento de la graduación.


1
La mayor parte de sus compañeros están en la misma situación que usted, pero la mayor parte no lo sabe. Algunos de ellos disfrazarán la angustia con el traje de la vocación. Desconfíe; esas personas son el enemigo académico.


2
A diferencia del académico de vocación, el enemigo académico pregona su amor por la disciplina, por las prácticas de su disciplina y por sí mismo de manera enfática. Una práctica común para exaltar este amor es el denuesto hacia colegas que no comparten su centro de investigación:


“Si la universidad tiene problemas de dinero, deberían cerrar el Centro de Estudios de Asia y África, ¿para qué puede servir algo así?”. (Escuchado en un pasillo de El Colegio de México de boca de un estudiante de literatura, profesión que ha probado su practicidad y su impacto social desde la época de Platón)


3
De igual forma, el enemigo académico procura cierto rencor –aparentemente espontáneo– no sólo hacia sus pares, sino hacia la sociedad en general:


“Yo no puedo hablar con gente que no ha leído cuando menos cien libros. * De hecho, no es que no pueda, sino que me niego a hacerlo”. (Escuchado en un salón de clase de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM de boca de un profesor de asignatura)


*Para próximas entregas del blog se planea la presentación de un instrumento que evalúe la cantidad de libros que ha leído una persona según la combinación de sus prendas.


4
Hay dos maneras de evitar al enemigo académico. La primera es ignorarlo, actitud que supone el riesgo de caer de su gracia y convertirse en blanco de sus más férreos y descontextualizados ataques:


“¿Esa quién se cree? Es una perdedora que no tiene amigos y que no le habla a nadie porque no sabe cómo hacer amigos. Por eso lee tanto y por eso participa tanto en clase” (Escuchado de boca de una estudiante de comunicación de la Universidad Iberoamericana)


La segunda manera es darle por su lado, reírse un poco cuando dice algo, secundarlo alguna vez, hacerle creer que usted es su aliado. Esta actitud carece de consecuencias indeterminadas hasta ahora salvo por la obvia: convertirse con el tiempo en un enemigo académico.


5
Otra de las características fundamentales del enemigo académico es su perseverancia. Los enemigos académicos usualmente logran la meta de terminar el programa de estudios y de hacerse con un buen empleo en algún centro de investigación de su disciplina. Una vez allí, reproducen y contagian las mismas prácticas a enemigos académicos en formación. El enemigo académico que llega a estos niveles pronto olvida el mundo, que se reduce al trayecto desde su casa y hasta su oficina en la universidad.


6
Hay dos maneras de evitar convertirse en un enemigo académico. La primera es no invertir tiempo y esfuerzo en un posgrado. Es, también la más eficaz, incluso cuando éstas y otras prácticas del enemigo académico han comenzado a invadir otros campos laborales. La segunda consiste en no olvidar que para dedicarse a las humanidades se necesita valor, y que ese valor proviene del miedo.


Si usted acepta que el mundo está al revés y que sus aspiraciones chocan contra lo que la realidad ofrece, cambie de lugar de su almohada, duerma con la cabeza en los pies, los pies en la cabeza y entre a su primera clase caminando de espaldas. Es la única manera para no olvidar que lo que está usted haciendo es tonto y es heroico al mismo tiempo.

La seducción de la fama. (F: Gaby Vargas).

Observar a alguien del otro lado de un vidrio opaco que refleja a quien se mira sin que pueda percatarse de tu presencia, es una de las experiencias más entretenidas que se pueden tener. Mientras como sola en un restaurante en el aeropuerto, observo a una veintena de periodistas que aguardan la salida del equipo de fútbol Pumas. La nube de flashes y micrófonos persigue a los jugadores conforme salen de comer en grupitos de tres o cuatro. En esos grupos siempre hay uno que es más famoso, el que destaca o es el favorito de los reporteros, a quien todos abordan para obtener una declaración. Los otros, ignorados por completo, continúan su camino cabizbajos y mochila al hombro. "¿Qué sentirán?", me pregunto al verlos partir.


Al mismo tiempo, me surge la duda: ¿qué sentirán los famosos asediados por el escrutinio constante de sus fans? Si bien el reconocimiento y la admiración pueden expandir el ego de algunas celebridades, en especial cuando son tan jóvenes como esos futbolistas, la fama, ya lo sabemos, tiene un precio.


Hay dos modos de relacionarse con la fama: quienes la usan para inspirar, como es el caso de los deportistas. O quienes aspiran a ella para sentirse valiosos.


Hoy, muchos niños y adolescentes desean "ser famosos", este anhelo es su principal aspiración. Así lo confirma un estudio publicado en el libro Just who you will be?, de Maria Shriver, ¿Por qué no? Fama, dinero y poder es una fórmula que atrae a cualquiera, en especial a los jóvenes. Ellos observan que los famosos parecen tenerlo todo: adonde sea que lleguen les tienden la alfombra roja, se transportan en autos lujosos, asisten a muchas fiestas, son asediados por todas las revistas y sus vidas amorosas parecen perfectas. Con esa idea, claro que los jóvenes quieren ser famosos, aunque sea por el tiempo que dura un video en Youtube.
La fama es sólo una imagen que, como tal, puede distorsionar la realidad. Así han sido los casos de personas como Marilyn Monroe, Amy Winehouse, Elvis Presley, Ann Nicole Smith, Jim Morrison, entre muchos más, quienes han vivido el lado oscuro de la notoriedad pública.

 

 

Los "buchones"



Comento todo esto porque me enteré de un fenómeno que se refuerza en los estados del norte del país conocido como el de "los buchones". Los buchones son jóvenes que aspiran a llevar la vida de los "famosos" dentro del narcomundo, quieren ser ricos como los grandes capos e imitar sus conductas. Este nombre viene por el whisky Buchanan's, que los jóvenes compran con el dinero producto de la venta de droga. Lo común es que al pedirlo en la cantina pronuncien el nombre de la bebida tal y como se lee en español.


Los buchones son adolescentes que juegan a ser pistoleros con armas de verdad; muchachos que han creado su propia corriente cultural, que gustan de la música norteña acelerada y de los corridos cuyas letras ensalzan el crimen y la sangre. De fiesta, mujeres y alcohol son sus noches. Visten de manera estrafalaria ropa de diseñadores italianos, gustan de los estoperoles, los zapatos de cuero de jabalí; se transportan en motos e incluso en Hummers y dan propinas de cocaína.


Esto es de llamar la atención, porque su lema es: "En este negocio, quien logra la fama tiene los días contados". Es decir, no importa cuánto dure, mientras dure. ¿De qué tamaño será la desconexión de sí mismos, la decepción o la disfuncionalidad de sus vidas, de tal manera que el poder y la fama tienen más peso que la propia existencia?


La fama, como el espejismo en la carretera, en sí misma no tiene el poder de hacer feliz a una persona; no puede dar un significado a la vida. Esto sólo lo entiendes cuando puedes observar el mundo a través de un vidrio que refleja al que se mira.


¿Cómo hacer que los jóvenes lo comprendan?

Cinco consejos para que el perder peso sea efectivo y duradero. (F: Vitadelia)...

Si estás en la tarea de bajar de peso, te compartimos de la mano de Fitsugar, algunas recomendaciones que podrían ser claves para tener éxito en tu objetivo.


*Siempre haz tu desayuno.
El saltearse el desayuno no sólo no es bueno para la salud, sino que también es perjudicial cuando lo que se busca es perder los kilos de más. El disfrutar un desayuno cardiosaludable y nutritivo a primera hora del día puede ser el puntapié inicial para potenciar y acelerar el metabolismo. Elige uno que sea rico en proteínas saludables (cereales, frutos secos, avena, etc), y a la vez rico en fibra para mantenerte satisfecho por más tiempo.


*Tienes que hacer un cambio, para ver un cambio.
No podrás seguir comiendo alimentos altos en grasas (y más si son saturadas) si lo que quieres es adelgazar. Para obtener resultados, tendrás que tener la fuerza de voluntad de decir “no” a este tipo de comida chatarra. Para bajar de peso tendrás que optar siempre por comidas nutritivas y saludables, y que si contienen grasas que sean de origen vegetal, como aceite de oliva que además es bueno para el corazón. Recuerda no sólo estás a dieta, sino que también, y sobre todo, estás cambiando tus hábitos alimenticios.


*De todos modos, alimentos saludables no significa que puedas comer sin medida.
Si bien siempre será mejor opción elegir alimentos vegetales, hay algunos de ellos que son altos en calorías, por lo que también deberás tener moderación: en especial, en el caso de los frutos secos, nueces y almendras, avellanas y avocados, y también en las paltas o batatas, entre otros. No pierdas de vista el tamaño de las porciones.


*Mantén la cuenta de las calorías que ingieres.
La fórmula para perder peso suele ser sencilla: deberás recortar unas 500 calorías por día para perder un kilo por semana. Si, por ejemplo, gastas unas 250 calorías en tu trote matutino, deberás también que reducir la ingesta energética en otras 250 calorías. No pienses que el ejercitar te da vía libre para consumir cualquier cosas, ambos factores deben ser pilares para tener éxito en la tarea de bajar de peso.


*Una vez bajaste de peso, deberás seguir con tus buenos hábitos.
Muchos cometen el error de creer que por que ya han perdido el peso de más pueden luego hacer desarreglos. Si bien algún que otro gusto nunca deberá prohibirse, la idea será seguir comiendo lo más sano y equilibrado posible, por la salud y para mantenerse dentro del peso normal.

Menudo compendio de poesía comestible. (F: Alonso Ruvalcaba).



Verdad sabidísima: no hay asunto tan pequeño que no se le puedan dedicar unos versos. Al principio de la silva V de la Gatomaquia –largo poema de Lope de Vega en su avatar del licenciado Burguillos, que narra los felinos afanes amorosos de Marramaquiz, gatazo de gentil persona y no menos galán que enamorado, por Zapaquilda, como tantas otras gatas, “crüel y inexorable”– están estos endecasílabos:
Mira si de Virgilio fueron tersos,
cuya princesa pluma fue divina,
cuando escribió el Moreto, que en la lengua
de Castilla decimos almodrote,
sin que por él le resultase mengua… (vv. 43-47)


En el Appendix vergiliana hay, entonces, un idilio donde un tal Similo se prepara un almodrote (“espécie de guisádo, ò salsa con que se sazónan las berengénas, que se hace y compone de azeite, ajos, queso, y otras cosas”, dice el de Autoridades). No es un almodrote genérico sino uno muy particular. En el poema “Celebración palmípeda” (Letras Libres, enero 2005) Rocío Cerón brinda por otro platillo muy particular –un parisino pato a la frambuesa:


El deleite de hervir en cuerpo propio y desnudar la lengua
A los favores del fogón y sus alientos
Parar asistir a la impronta del milagro
Y ser testigo de la divinidad recóndita
Guardada en el ceño de la comisura.
Afinca la gloria en el paladar y el olfato:
Los misterios gnósticos, órficos,
Distan de ser razón y cumplimiento
Tiento acaso de la verdad última por acercarse al paraíso.
Frente a mí los delantales han volado
Lloro de tristeza cual galgo amputado de su orgullo
Por hincarle el diente sin letargo ni andadura
A este pedazo de cielo que se vierte entre mi plato.
Oh corazón fallido el amor no es placer alguno
Sino alcancía vacua y deshuesadero de nostalgias.
Yo me levanto y brindo por el hallazgo de este Pato a la Frambuesa
Que Ovidio hubiera muerto y remuerto de haber probado en ocasión alguna.


Hay un soneto a un plato de ostiones en un local de Texas, cuyo autor es Jesús del Toro, poeta del que creo saber exactamente nada. Se llama “El religioso ostión” (un poema modesto, sí, pero de los poquísimos que trae crítica de restaurante incluida):
En el que un devoto comensal explica
las bondades y delicias de un restaurante
texano y sus ostiones del Golfo de México

Una docena aquí vale por trece
ostiones limpios, frescos, nacarados,
en bandeja de hielo presentados
a su degustación. El sabor crece
con algo de limón y el chile escuece
la lengua que imagina, desatados,
los gozos al marisco vinculados.
Quien adore el ostión, por aquí rece.
Todo por siete dólares el plato.
Todo en un sitio cómodo y despierto
ideal para durar o estar un rato.
Quien adore el molusco tenga cierto
que lo bueno, lo rico y lo barato
tiene en la Water Street un templo abierto.


Sor Juana tiene un romance que viene acompañando un dulce de nueces, “sazonadas” por el mismísimo Apolo, preparado por la propia monja para la condesa de Paredes. (Comienza aquí.) Thackeray entona la balada de la bouillabaise, potaje de mariscos (“A sort of soup, or broth, or brew, / Or hotchpotch of all sorts of fishes”) que él probaba en un local de la Rue Neuve des Petits Champs de París. El gran Chava Flores enuncia la honra de otro muy específico platillo: los frijoles de Anastasia. Lectores no hechos al albur incontestable, abstenerse o aguantarse (o leer esto para no sentirse tan mal):
 


Otros poetas cantan el plato genérico. Joseph Berchoux, la pierna de cordero con ejotes (“Gigot, recevez mon hommage”, dice); el gran glotón Baltasar del Alcázar, las berenjenas con queso; Neruda, el caldillo de congrio –“grávido y suculento, / provechoso”– en un poema que es oda y es receta. Esos poetas son bien conocidos. Otros, no tanto: Julio Novoa le escribió al huevo estrellado en un soneto híper-hiperbólico, cuyo segundo cuarteto dice:


Cerrada a cal y canto y prisionera
En inocente albúmina acunado
Trae la yema su lípido asombrado
De la quietud que roza sus laderas…


Francisco L. Bernal, un casi perfecto desconocido, precia el menudo en otro soneto:


Oh menudo sabroso, te saludo
en esta alegre y refrescante aurora
en que pido alimentos, pues es hora
en que tú estás cocido y yo estoy crudo.
Manjar tan delicioso jamás pudo
colocar en su mesa una señora,
con más razón si es dama de Sonora
la tierra favorita del menudo.
Por eso te distingo y te respeto,
por eso te dedico este soneto
de tu grato sabor en alabanza.
Canten mis versos frescos y elocuentes
en honor de tus cinco componentes
caldo, pata, maíz, tripas y panza.


Existe otro apartado que habría que antologar: el del poema del ingrediente. Neruda y Szymborska comparten con Shrek una humilde devoción por la cebolla. (“Ogres are like onions”, considera el monstruo.) Nabos hay por toda la poesía erótica, y sirven tanto para comer como para calentarse. Véanse, por ejemplo, estos versos cariñosos del romance Fue Teresa a su majuelo:


¡Oh nabo de mi contento,
bendito el que os ha criado,
y bien haya la simiente
de que fuistes engendrado!
Echaros he en mi puchero,
entero y sin quebrantos,
y para que no os peguéis,
procuraré menearos.
No quiero para mi olla
más especies ni recados;
sólo, para daros gusto,
os echaré dos garbanzos.
Y para que florezcáis
os iré yo regalando,
y os regaré algunas veces
con el agua de mi caño…


El chino Bai Juyi (772-846) les canta, oh musa, a los brotes de bambú; Brillat-Savarin compila un poema a la trufa negra y Marc-Antoine de Girard, aka Saint-Amant, que Néstor Luján describe como “gordo y soñador, fantástico y báquico… dado a cantar, además, las cosas aparentemente más vulgares”, firma estos versos al melón por encima de todas las otras frutas:


Non, le coco, fruit délectable,
Qui lui tout seul fournit la table
De tous les mets que le désir
Puisse imaginer et choisir,
Ni les baisers d’une maîtresse,
Quand elle-même nous caresse,
Ni ce qu’on tire des roseaux
Que Crête nourrit dans ses eaux,
Ni le cher abricot, que j’aime,
Ni la fraise avecque la crème,
Ni la manne qui vient du ciel,
Ni le pur aliment du miel,
Ni la poire de Tours sacrée,
Ni la verte figue sucrée,
Ni la prune au jus délicat,
Ni même le raisin muscat
(Parole pour moi bien étrange),
Ne sont qu’amertume et que fange
Au prix de ce MELON divin,
Honneur du climat angevin.


Poemas del ingrediente debe haber millares; poemas de los alimentos del día habrá, seguro, mucho menos. De cenas ya hemos hablado aquí. En “De descuartizamientos” Gerardo Deniz cuenta un desayuno que incluye champurrado, una bomba veracruzana, quecas de queso, flor y huitlacoche y melon divin también. Se puede leer completo en Nada que ver, el tumblr de Aurelio Asiain. El dj y escritor Jace Clayton –o, si prefieren, dj/Rupture– poetuitea sus desayunos fantásticos:



Cole Porter, rimador invencible, considera el desayuno del domingo “the best meal of the week”y lamenta que no haya suficientes poetas que lo acompañen (hay que escuchar la canción completa acá):


For it’s Sunday morning breakfast time,
The time all men adore!
Why don’t the poets go into rhyme
And rave about it more?


En un mundo perfecto la taquiza sería una comida obligatoria del día, y obviamente Chava Flores sería el poeta de ese sagrado alimento:


Te expliqué casi llorando que te amaba con pasión
tú le entrabas a los de ojo, tripa gorda y corazón;
cuando quise poner fecha, pa’ la iglesia y pa’l cevil
te aventates como flecha al cachete y nenepil.
Erutabas satisfecha, ay hijita, yo te hablaba de perfil.

Al seguir con los de oreja, entróme la preocupación:
vino trompa, sesos, buche, los de nana y chicharrón.
Siguió el cuero a la taquiza y hasta el hígado surgió,
y llegó la longaniza, la cecina y el riñón,
y al entrarle a la maciza, ¡me saliste con que no!


(A propósito de tacos, José Sánchez Somoano propone estos versos en su Modismos, locuciones y términos mexicanos [Madrid, 1892], en que vemos una suerte de taco doble acaso precursor de las “copias” en las taquerías actuales. Se refieren al indio que, en eso “de ser sobrio”, le da al español “tres y raya”:


Toma una blanda tortilla,
de maíz, muy bien tostada,
y para formar un plato
a la siniestra la adapta.
Echa en ella los frijoles,
el chile y menestras varias,
y de cuchara le sirve
otra tortilla doblada.


Y a propósito de tortillas no indias sino españolas –y otras preparaciones con huevo– no hay que perderse el clásico ensayo de Antonio Alatorre “Fortuna varia de un chiste gongorino”, que trae decenas de ejemplos de poetas de toda estatura.)
¿En qué estábamos? Ah sí, en el mundo perfecto donde la taquiza sería “el alimento más importante del día”. No existe.