El niño William Joyce se dejaba sobrecoger por la presencia casi viva de los libros cada vez que entraba a la biblioteca local. Como los cipreses de Van Gogh que inducen a descubrir el movimiento de la naturaleza, Joyce escuchaba a los libros murmurar invitaciones para emprender maravillosas aventuras.
Ya de adulto, Joyce conoció a Coleen Salley, una cuentacuentos y profesora de literatura infantil convencida de que las historias cambian el rumbo de la vida. Cuando trabajó ilustrando libros infantiles tomó al ilustre Bill Morris, vicepresidente de Literatura Infantil en Harper Collins durante casi medio siglo, como su mentor. En 2003, cuando Morris estaba muriéndose, fue Joyce a visitarlo y le hizo una ilustración que reflejaba su dedicación total y apasionada por los libros.
Joyce sopesaba contar la historia de Morris, cuando azotó el huracán Katrina. “Las calles estaban llenas de libros, arrancadas de bibliotecas y casas, y me pareció un símbolo perfecto de lo que había pasado…que la gente estaba buscando de nuevo sus historias”, cuenta. “Era un panorama bastante peculiar porque se habían juntado objetos de tamaño y peso similares. Imagínate miles de libros amontonados formando un lodo gris y seco. Además, había unos cinco millones de libros donados a los refugios donde estaban quedándose los niños que habían perdido todas sus pertenencias, donde no tenían privacidad ni televisión, ni manera de escapar. Pero en cuanto comenzaron a leer se perdieron completamente en los mundos de sus libros. Fue una visión impresionante…”
Con la intención de fundir estos elementos en una historia para niños, Joyce y su socio Brandon Oldenburg fundaron entonces los estudios Moonbot. El resultado es un estupendo cortometraje de quince minutos llamado The Fantastic Flying Books of Mr. Morris Lessmore, que cuenta una historia de amor a los libros: un ávido lector y escritor, Mr. Lessmore –un Buster Keaton para niños–,es arrojado por un huracán a otro mundo. Su virgilio, Humpty Dumpty, lo lleva a una casa-librería donde los libros están vivos…
El cortometraje inspiró después una aplicación para iPad. Las revistas iPad Insight y Apps Magazin la ranquearon como la mejor del año pasado. El New York Times la calificó como una de las mejores diez, e insinúa que estableció incluso un género nuevo –moviebook–, por ser “una narración, parte película, parte libro”. Wired también celebró la innovación de convertir una película en un libro electrónico y aplicación. Mientras tanto, Morris Lessmore ha sido nominado por la Academia para un Óscar.
Hay un único problema en todo esto: ser adulto en la época más creativa de la literatura infantil. Con todo, las aventuras de Morris Lessmore se disfrutan inmensamente.
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