Agradezco cada uno de sus comentarios, sugerencias y reclamos, últimamente los caballeros han insistido, que así como escribí una carta a la vagina, ahora lo haga para el pene, con cariño para todos ellos:
ESTIMADO PENE:
Antes que nada, deseo disculparme contigo, porque pasaron muchos años sin entender quién eras, cómo eras, y cuál era tu fin. Hoy, lejos de ser un enemigo (como me lo hicieron creer), eres mi gran aliado, y cómplice en mi vida.
Recuerdo aquellos días en donde sólo pronunciarte, era prohibido; no me correspondía mencionarte por las buenas costumbres, el ser una niña buena, decente, y con principios. Te confieso que tus sinónimos eran parte del lenguaje coloquial entre amigos y familiares: pilín, pipí, cosita, pizarrín, pepino, pirinola, palo, tronco, aquellito, y en el mejor de los casos “ese” (te prometo que algún día escribiré un libro de todos los sobrenombres e historias que giran alrededor tuyo).
Me embriagaba la incógnita de saber tus misterios, cuándo sería el momento indicado para que formaras parte de mí, porque tarde o temprano te encontraría hasta en el rincón más escondido del planeta. La hormona alborotada de mi adolescencia te llamaba, estabas presente en pensamientos tanto amigables como perversos, la curiosidad fue el eje principal para echar a volar mi imaginación e iniciar con mis primeras fantasías sexuales, desde tocar el instrumento entre mis manos, en lugares paradisiacos, sitios enigmáticos con sexo idílico.
La primera vez que vi tu anatomía, no fue una experiencia agradable. Todavía tengo presente en mi mente: una tarde de preparatoria, trabajo de grupo, en casa de una amiga, nos muestra una revistas (Playgirl) encontradas debajo del colchón de su hermana mayor. Tremendos hombres con penes kilométricos, de diferentes colores y grosores, en ese momento no pude concebir cómo algo tan gigante podría penetrar en mi vagina; me asusté (oh bendita ignorancia), perdí interés alguno en ti, hasta aquella tarde lluviosa, sentada en el cine, viendo una película maravillosa “La Laguna Azul”.
Gracias a esta película te reinvindicaste, la trama llena de sutileza, ingenuidad, inocencia, erotismo, y lugares mágicos, hicieron que mi apetito sexual despertara de su letargo. Sentada en esa butaca de aquel cine, se me hizo un nudo en la garganta, que me impidió pronunciar palabra; la oscuridad del lugar, fue mi mejor aliado, para echar a volar mi imaginación, presionando los labios de mi cavidad; el calor se apoderó de mi cuerpo, extendiéndose por todos los poros de mi piel; sentí unos espasmos que dejaron salir unas gotas impacientes de contenerte completamente dentro de mí. Comprendí aquel día que para disfrutarte al máximo es muy importante que tomes el tiempo necesario, así como conjugar diferentes elementos, sensanciones, besos, caricias, para que tu presencia sea la parte culminante, así como la cereza del pastel, en un acto sexual pleno.
Ante buenas y malas experencias, quiero decirte que el balance ha sido positivo, el camino que hemos recorrido juntos no sólo tuvo sus tropiezos, sino también grandes glorias. Debo confesarte que eres mi complemento, mi cómplice y mi gran aliado, hoy después de tantas aventuras juntos puedo decirte que he alcanzado la plenitud sexual. Gracias por ser parte de mi vida.
Edelmira Cárdenas.
Soy Orientadora Sexual, trabajo al 100% la prevención, autoestima y seguridad sexual; así como el enriquecimiento del arte amatorio.
Mi objetivo es lograr que el mexicano le quite la morbosidad a la sexualidad.
edelmiracardenas@yahoo.com.mx
el pene es lo mejor del mundo las mujeres estamos agradecidas x k se kreo el pene gracias a todos los penes k existen
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