Todos conocemos la clásica ensalada caprese, la clásica ensalada de Capri, Italia, que combina los colores de su bandera, rojo con los tomates, blanco con la mozzarella y verde con la albahaca. Hoy vamos a jugar con esos ingredientes, preparando unos molinos de viento caprese, utilizando hojaldre.
Los molinos resultan estupendos como aperitivo, y se preparan en muy poco tiempo, por lo que pueden acompañar una cervecita de fin de semana a poco que nos lo propongamos. Su intenso sabor, nos hará trasladarnos a Italia, al primer bocado.
Ingredientes para 4 personas
- 1 plancha de hojaldre (puede ser congelado), 1 bola de queso mozzarella, 2 tomates maduros, hojas de albahaca, aceite de oliva virgen extra, orégano y aceite de oliva virgen extra.
Cómo hacer molinos de viento caprese
Enharinamos la encimera y estiramos la placa de hojaldre, cortándola con un cuchillo bien afilado en cuadrados de unos 8-10 cm de lado. A continuación, hacemos unos cortes en las diagonales de cada cuadrado, pero sin llegar al centro.
Doblamos las esquinas hacia el centro y las pegamos apretando un poco con el dedo. Hay que hacerlo con una de cada dos esquinas, para formar las aspas del molino de viento, como podéis ver en la foto del montaje del paso a paso.
Introducimos con cuidado una hoja de albahaca en cada aspa del molino. Cortamos los tomates en gajos como si fueran naranjas. Hacemos la misma operación con la mozzarella y con cuidado colocamos una porción del queso sobre cada hoja de albahaca. En dos de las aspas, añadimos un gajo de tomate.
Espolvoreamos de orégano y añadimos un cordón de aceite de oliva virgen extra. Horneamos a 180º durante unos 10 minutos aproximadamente, hasta que el hojaldre suba y tome un color dorado. Es importante, para que los molinos de viento queden bien crujientes, que los dejéis enfriar sobre una rejilla.
Tiempo de elaboración | 20 minutos
Dificultad | Muy fácil
Dificultad | Muy fácil
Degustación
Podéis tomar los molinos de viento caprese tanto en frío, como templaditos, dando un pequeño golpe de calor justo antes de consumirlos. Tened cuidado si optáis por esta opción para no calentarlos en exceso, pues pueden quedar reblandecidos, perdiendo el crujiente.
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