lunes, 6 de febrero de 2012

Puerta grande a “El Juli” (fuente: Vania Ravelo)...




Julián López El Juli es un torero de otro mundo, un fuera de serie. El madrileño –quien cortó cuatro orejas– hizo vibrar a la Plaza México en la tarde de su 66 Aniversario, un festejo en el que su toreo de poder mantuvo a la afición con el alma en vilo. José María Manzanares y José Mauricio también fueron triunfadores con un apéndice, cada uno. Diego Silveti los dejó escapar por sus fallos con la espada ante una corrida de Xajay bien presentada pero complicada.


Lució el madrileño en el toreo de capa ante un astado que rebrincaba y punteaba el engaño. El Juli impuso condiciones, le enseñó al de Xajay que era él quien mandaba en el ruedo. No obstante las condiciones, embarcó a su enemigo en tandas meritorias, atemperando las descompuestas embestidas; el recorrido del astado, cada vez más corto, obligó al ibérico a situarse entre los pitones, donde hizo gala de valor y aguante hasta erizar la piel de los aficionados, pues recibió varios avisos de que podía venir el percance. Mandaba el madrileño, estructuró otro par de tandas por pitón derecho y se dio el lujo de pegar un par de dosantinas, entonces, el toro no lo perdonó y se lo echó a los lomos, ya en la arena lo embistió en un par de ocasiones con violencia. El Juli se levantó con la taleguilla deshecha, pidió a su cuadrilla que le quitaran la casaquilla y volvió a la cara a recordarle a su enemigo, en otro par de tandas, quién mandaba. Mató de una certera estocada y paseó las dos primeras orejas.


Los trofeos ya ganados no fueron suficientes para Julián. El segundo de su lote fue tan complicado como el que abrió el festejo, pero la figura del toreo seguía dispuesta a hacer los honores a la Plaza México que cumplía 66 años. Emocionó con la capa, especialmente en la ejecución de las zapopinas; le brindó a Diego Silveti y dictó una nueva cátedra de toreo poderoso, trazó otra faena de aguante supremo, esencialmente derechista, en la que hiló trazos largos, lentos, templados. Infalible con el acero, obtuvo otros dos apéndices y dejó claro quién manda hoy por hoy en el toreo. Salió a hombros en medio del estado de locura que provocó entre los aficionados.


El alicantino Manzanares reaparecía en La México, tras superar temas de salud y cumplió con cualquier expectativa. Patentó la clase de su capote y toreó por ambos pitones a un ejemplar incierto, se ajustó, templó al de Xajay, le dibujó muletazos en redondo, de mérito. El astado terminó aquerenciado en tablas, rajado y distraído, ahí fue José María a torearlo. Fue un espectáculo verlo matar, pues lo hizo recibiendo, ofició con el descabello y obtuvo un apéndice. El segundo de su lote parecía tener un defecto en los cuartos trasero, lo pasaportó en el ruedo. El sustituto, agarrado al piso, no le permitió mucho; lo pinchó, tras un par de tandas de castigo.


José Mauricio justificó su inclusión en la fecha estrella del calendario taurino americano. Anduvo variado con el capote y firmó un vibrante inicio de faena con muletazos por alto, sin enmendar terreno. Templó las embestidas del ejemplar con mejor estilo del encierro, pero que como sus hermanos, punteaba el engaño. Mostró empaque y, sobre todo, el carácter para crecerse. Dejó una estocada ligeramente desprendida y obtuvo la valiosa oreja. El toro recibió arrastre lento.


Diego Silveti estuvo en torero ante lo peor del encierro. Tuvo que perseguir por todo el ruedo al primero de su lote, que se desentendía de los engaños. El torero de dinastía se fue a las tablas para robarle meritorias tandas al astado rajado y no se libró de ser empitonado. Derrochó valor Diego, pero todo quedó en una salida al tercio por sus repetidos yerros con el acero. Le sonaron dos avisos. Al que cerró función lo lidió bajo la lluvia y entre la ventisca, se esforzó, pero nada había que hacer ante el deslucido octavo. Le sonaron otro recado del palco.


Antes del festejo, la cuarteta anunciada para el 66 Aniversario del coso capitalino dio la vuelta al ruedo en apoyo a un grupo de jóvenes aficionados que mostraba una manta con la leyenda: “La juventud dice #síalostoros”.

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