De todos modos, y lo que no hay que perder de vista es la importancia -para una buena salud y para la prevención del cáncer- de consumir pocas grasas y evitar las de origen animal. Sierra también recordó otros puntos esenciales: el llevar una vida activa y evitar el sedentarismo, el contacto con la naturaleza, no consumir alcohol (o lo menos posible), no fumar, y el controlar el uso de anticonceptivos hormonales (en las mujeres).
Con respecto al consumo de alcohol, el especialista recordó que varios estudios de los últimos años han revelado que tomar entre 3 y 6 copas de bebidas alcohólicas por semana puede aumentar hasta un 15 por ciento las probabilidades de desarrollar algún tipo de tumor, porcentaje que se eleva hasta el 51 por ciento si la ingesta es diaria.
El tabaquismo también es uno de los principales factores de riesgo: de las 250 sustancias nocivas presentes en el humo del cigarrillo, al menos unas 69 provocarían cáncer. El problema del cigarro radica también en que no sólo es nocivo para el fumador activo, sino también para el fumador pasivo, para quien respira ese humo de desecho.
El humo del tabaco se lo ha relacionado con varios tipos de cáncer: de pulmón, de esófago, laringe, boca y garganta, y también de riñón, vejiga, páncreas, estómago y cérvix.
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