lunes, 26 de agosto de 2013

Traen sabores prehispánicos a los leoneses (F: Alicia Sánchez "Milenio noticias")

 
 
Junto al Arco de la Calzada se expone la gastronomía tlaxcalteca y los leoneses acuden a probar estos alimentos exóticos en esta zona como gusanos de maguey, chapulines y escamoles.
 
 
 
Foto: Arturo Andrade
 
 
Los chapulines horneados se comen com limón y salsa.
         
León, Gto.  • Este chapulín sabe distinto, porque es horneado. Tiene otro sabor”, se escucha en el Jardín de los Niños Héroes. La frase obliga a voltear la mirada al stand. De Tlaxcala para León, la comida prehispánica es exhibida a los leoneses.
 
 
Gusanos, chapulines y huevos de hormiga viajaron desde Tlaxcala para dar a los leoneses una probadita de sus propiedades nutritivas.
 
 
En León, la semana pasada la gente los barría con escobas o con lo que hallara. Pero en Tlaxcala, los chapulines son atrapados por las personas para ser cocinados.
 
 
Esta actividad forma parte de su economía y de su salud.
 
 
“Todos los insectos están formados en 70% de proteína, además de que contienen fibra. Esto regula el metabolismo de las personas”, afirma la vendedora.
 
 
Productos Orgánicos del Magueyal ofrece diversos productos a base del maguey, sin embargo, lo que ha causado curiosidad en León son los platillos prehispánicos que ofrecen en su stand.
 
 
Todos los productos de esta empresa son orgánicos, es decir, que están libres de procesos químicos. Los insectos que transforman en alimentos son atrapados en el campo, sin utilizar instrumentos ni insecticidas.
 
 
Los platos están ahí servidos. La gente los ve fijamente cuando pasa. Algunos se horrorizan ante los pequeños cuerpos. Los gusanos están muertos, pero provocan que las caras de las personas se arruguen.
 
 
Sin embargo, la vendedora ofrece la prueba de los insectos. “Sabe rico.”, afirma. Y extiende la cuchara ofreciendo el pequeño animalito. No siempre la gente quiere probarlos.
 
 
Los comerciantes de Productos Orgánicos del Magueyal dicen que en León la gente se muestra extrañada ante los platillos, pero que allá en Tlaxcala es normal comer insectos.
 
 
Sin embargo, los leoneses han aceptado bien el alimento y lo consumen por curiosidad.
 
 
Primero, los gusanos y los chapulines son secados al sol en charolas. Luego, sazonados con ajo y sal, son horneados. El sabor que adquieren es único. También pueden ser tostados, sin embargo, en el comal el resultado es que los insectos pierden humedad y quedan más duros, además de que en algunos casos el sabor es ligeramente amargo.
 
 
Se comen en tacos, con un poco de limón y salsa. Pero para conocerlos, hay que probarlos en seco, de uno por uno y sin sazón. Hay que disfrutar su consistencia.
 
 
El gusano rojo es pequeño, brillante y crujiente. Este animalito se alimenta de la raíz del maguey, así que no es fácil encontrarlo. Su sabor es un poco fuerte. Ni salado ni dulce. En el paladar se siente algo espeso que brota cuando el cuerpo es trozado.
 
 
El gusano blanco, más grande y grueso tiene un sabor más suave. Es agradable al paladar. Se distingue el sabor al ajo. Este es un poco más duro, hay que masticar con un poco más de fuerza.
 
 
Los chapulines son crujientes. Pueden ser enchilados o sazonados al ajo, también. Estos insectos son más como botana. Su consistencia es parecida a la de un charal. Crujiente y seca.
 
 
Cuenta la vendedora que su hija desde pequeña come chapulines y gusanos, que incluso los lleva a la escuela como almuerzo.
 
 
La niña se siente orgullosa del trabajo de su familia. Y esto es natural. Tan natural como que en su hogar los niños prefieran comer insectos que una hamburguesa de McDonald’s.

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