La Pascua, es la fiesta central del cristianismo, en la
que se conmemora, de acuerdo a los evangelios canónicos, la resurrección de
Jesús al tercer día después de haber sido crucificado.
La Pascua marca el final de la Cuaresma, un período de
cuarenta días de ayuno, oración y penitencia.
Durante este día se celebran en distintos lugares del
mundo procesiones religiosas, así como celebraciones litúrgicas. Las costumbres
del Domingo de Resurrección varían en todo el mundo cristiano, pero la
decoración huevos de Pascua es un algo común en el mundo
occidental.
En la tradición se transmite el relato sobre el origen
del conejo de Pascua, el que cuenta que en el tiempo de Jesús un conejo estuvo
encerrado en el sepulcro junto a Jesús y presenció su resurrección. Al haber
presenciado el milagro, al salir de la cueva junto con Jesús, se dice que fue
elegido como el mensajero que comunique y recuerde a todos los niños la buena
nueva, regalando huevos pintados, y actualmente también regalando huevitos de
chocolate y otras golosinas durante la Pascua, de forma similar a como ocurre
con Papá Noel en Navidad.
El intercambio de huevos de Pascua de chocolate es muy
extendido en Polonia, Alemania, República Checa, Eslovaquia, Italia, Estados
Unidos, Argentina, Brasil, Uruguay, Chile y en ciertas zonas de México, viene
celebrándose desde hace poco más de 8 siglos. El hecho de asociar el huevo a la fertilidad y por
coincidir la Pascua con la estación primaveral, estación fértil por excelencia,
hace que se establezca por toda Europa como símbolo de la Pascua. De modo que
rápidamente los pasteleros de época comenzaron a elaborarlos utilizando
distintos ingredientes. Primero fue el azúcar, luego el chocolate.En los países de tradición ortodoxa se intercambian
huevos de color carmesí, para recordar la sangre de Cristo. Los armenios los
vacían y los decoran con imágenes de Cristo y de la Virgen. Y en Polonia y
Ucrania por Pascua, hacen obras de arte con cera fundida sobre su
cáscara.
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