Dr. Mariano de
la Figuera von Wichmann. Médico de Familia en el Centro de
Asistencia Primaria La Mina de San Adrián del Besós. Barcelona.
La hipertensión arterial (HTA) es uno de los factores de riesgo
cardiovascular más importante, mejor estudiado y con evidencias incuestionables
sobre los beneficios del tratamiento antihipertensivo. Las primeras
recomendaciones que reciben todos los pacientes hipertensos hacen referencia a
los estilos de vida, como el consumo de sal y el hábito de fumar, el ejercicio
físico, etc, y también sobre el consumo de café. Es muy frecuente que los
pacientes reduzcan por decisión propia el consumo de esta substancia y que los
profesionales de la salud recomienden, a su vez, una moderación en su consumo.
¿Están justificadas estas medidas? ¿Qué relación existe entre la HTA y el café?
La ingesta aguda de café puede tener tanto efectos beneficiosos como
presores. Así, hay estudios que demuestran un efecto presor transitorio y leve
del café sobre las cifras de Presión Arterial (PA) del orden de 3-15 mmHg de PA
Sistólica (PAS) y 4-13 mmHg de PA Diastólica (PAD) hasta pasadas 4 horas de la
ingesta. Por otra parte, además de la cafeína, el café contiene un considerable
número de substancias, como el ácido clorogénico, que ha demostrado reducir las
cifras de PA en pacientes hipertensos.
Se ha sugerido que el consumo
crónico de café podría aumentar tanto el riesgo de HTA como de la necesidad de
iniciar un tratamiento farmacológico. Sin embargo, estudios realizados con una
metodología muy estricta han despejado algunas dudas. Un meta-análisis de los 16
ensayos clínicos randomizados y controlados realizados para evaluar los efecto
del café o de la cafeína sobre la PA, con la inclusión de más de 1.000 sujetos,
ha permitido profundizar sobre este temai. Cuando se analizaron por separado
los ensayos realizados con café o con cafeína los resultados fueron los
siguientes: en el primer caso (media de ingesta 725 ml de café/día) los
incrementos de PAS y PAD fueron muy pequeños (1,22 y 0,49 mmHg,
respectivamente). En cambio, en los ensayos realizados con cafeína (media de 410
mg/día) se observaron incrementos de la PA superiores (PAS 4,16 mmHg y PAD 2,41
mmHg). En todos los estudios incluidos los efectos crónicos del café sobre la
frecuencia cardiaca fueron irrelevantes.
En el estudio de las
enfermeras americanas (Nurses’ Health Studies) 155.594 mujeres previamente no
hipertensas fueron seguidas durante más de 12 años a través de cuestionarios que
evaluaban no solamente la ingesta de cafeína sino también el tipo de bebidas que
la podían contenerii. La variable principal fue la HTA de nuevo diagnóstico.
Durante el seguimiento se diagnosticaron más de 30.000 nuevos casos de HTA. Al
analizar por separado las clases de bebidas cafeinadas, el consumo habitual de
café no se asociaba con un aumento del riesgo de HTA. Por el contrario, el
consumo habitual de bebidas de “cola” se asociaba con un incremento del riesgo
de HTA, de manera independiente a su contenido en azúcar. Una observación
interesante es que el consumo moderado de café reduce las cifras de PA en
pacientes pre o hipertensos que, además, son consumidores habituales de bebidas
alcohólicasiii.
En base a algunos de estos datos, las Guías de
Práctica Clínica (GPC) sobre HTAiv recomiendan mantener el consumo moderado de
café (hasta 3 tazas/día) en aquellos pacientes hipertensos que deciden continuar
con este hábito.
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