Cuando los primeros seres humanos se convirtieron en carnívoros, su dieta de mayor calidad permitió a las madres destetar a los bebés antes y tener más hijos durante su vida reproductiva, según concluyen investigadores de la Universidad de Lund (Suecia) en la revista PLoS One.
Comparando a 67 especies diferentes de mamíferos, entre ellos humanos, monos, orcas y ratones, los científicos identificaron una correlación clara entre consumir carne en la dieta y el destete temprano. Aprender a cazar, aseguran, fue un paso decisivo en la evolución humana por sus implicaciones en la comunicación, la planificación y el uso de herramientas, que requerían un cerebro más grande. Pero también por lo que supuso comer carne para el rápido desarrollo cerebral.
La duración media de la lactancia materna entre las sociedades humanas estudiadas va desde los 4 meses a los 2 años, lo que supone un período corto respecto a la vida máxima de nuestra especie –alrededor de 120 años –. Además, si se compara con nuestros parientes más cercanos es aún menor. Los chimpancés hembra amamantan a sus crías entre 4 y 5 años, pero su máxima esperanza de vida es tan sólo de 60 años. Hasta ahora, los científicos habían tratado de explicar esta duración relativamente corta de la lactancia humana a partir de teorías sociales y de comportamiento sobre la paternidad y el tamaño del núcleo familiar. Sin embargo, los investigadores de Lund han demostrado que si introduces el desarrollo y la composición de la dieta, encuentras que se puede explicar la diferencia porque los bebés dejan de mamar cuando sus cerebros han llegado a una etapa particular del desarrollo. “La diferencia es que los carnívoros –especies con una dieta en la que al menos el 20% de su contenido energético proviene de la carne – llegan a este punto antes que los herbívoros u omnívoros, debido a la mayor calidad de su dieta”, apuntan los expertos.
Los diferentes tiempos de destete para humanos y grandes simios pueden ser resultado de que, como especie, los seres humanos son carnívoros, mientras que los gorilas, los orangutanes y los chimpancés son herbívoros u omnívoros. "Nos gusta pensar que la cultura nos hace diferentes como especie. Pero cuando se trata de la lactancia materna y destete, no hay explicaciones sociales o culturales: es una cuestión de biología", asegura Elia Psouni, coautora del trabajo.
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