Los dos Pedros
Por:
Guadalupe Loaeza
REFORMA
(12-Ene-2012)
Un día se enteró de que Gary Cooper acababa de morir a causa del cáncer. Entonces, durante una entrevista, el reportero Jaime Pericas le pidió su opinión a Pedro, quien respondió: "Es una muerte cruel. Creo que
no podría aguantar algo igual. Saber que estás condenado a muerte, que la suerte está echada y que cualquier día caerá sobre tu cabeza, realmente no tiene sentido. Lo mejor es darse un balazo". Seguramente, entonces, Pedro Armendáriz ya sabía que tenía cáncer. No fue sino hasta 1963 que viaja a Los Ángeles para ser internado, y le pidió a su esposa que cuando lo alcanzara le llevara la mágnum que le había regalado su amigo Miguel Aceves Mejía. "Voy a aprovechar el viaje para cambiarle las cachas", le dijo a Carmelita, quien en ese momento no sospechaba para nada las intenciones de su espos
El doctor les informó que al día siguiente, el martes 18 de junio, se le aplicarían unas radiaciones al actor. Dicen que ese martes Pedro amaneció de muy buen humor; así es que le dijo a su esposa: "
¿Por qué no vas a la delicatessen de aquí enfrente y me traes un sándwich de pastrami? Y de paso tráete unos higaditos de pollo picados, de los que te gustan". Cuando Carmelita regresó con el encargo, vio la cama vacía, sólo estaban las muletas de su esposo recargadas en la pared. Entonces, lo vio tirado entre la cama y el lavabo. "Se había dado un balazo justo en el corazón con la mágnum", escribe Gustavo García.
A Pedro Armendáriz Pardo lo conocí personalmente cuando estaba casado con Ofelia Medina. Un día me invitaron a su casa. Se veían muy enamorados. Se reían y se acordaban de las mismas cosas. Recuerdo que mientras estábamos en la mesa comiendo muy a gusto, me sentí dentro de una película. Incluso, hasta empecé a actuar con mucha naturalidad. En esa época su hijo era muy chiquito, tendría como tres años.
Desde esa comida, no lo volví a ver. Su otro hijo, el mayor, que también se llama Pedro como su abuelo y su padre, durante la ceremonia que le hicieron a su papá en Bellas Artes, dijo: "Toda la familia está muy agradecida. A él le hubiera gustado estar aquí. También gracias a la gente por sus muestras de cariño, a sus amigos y compañeros de trabajo. Mi padre era un gran amigo, le gustaba dar consejos. Te conociera o no, siempre tenía una opinión para resolver tus problemas. Era un gran hijo, un gran hermano, un gran esposo y una gran pareja. Barco, necio, pero un gran esposo. También era un gran tío y un gran actor porque todo el día estaba en personaje. Dormía siendo actor. Nos dejó muchísimas películas, unas malas, otras peores y unas buenas. Nos dejó muchísimos recuerdos, miles de enseñanzas, nunca se podía quedar callado. El choro era lo suyo".
Es cierto que cada vez que me encontraba a Pedro Armendáriz Jr. nos quedábamos mucho tiempo platicando. Siempre fue muy amable. La última vez que lo vi, estaba comiendo con todos sus hijos, en el restaurante Bellinghausen. Se veía feliz...
buena pelicula
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