Para toda la gente común, el año laboral comenzó durante los primeros días de enero. No así para los 500 diputados y 128 senadores del Congreso mexicano, quienes regresarán a sus curules hasta febrero.
En su edición impresa, The Economist publica que los legisladores mexicanos sólo trabajan 195 días al año, es decir, son los que menos días laborales tienen de todos los congresos de América Latina y, aun así, son de los mejores pagados (sólo después de los brasileños).
La publicación impresa es ruda con nuestros legisladores: “Cada vez que van a votar, lo hacen más para bloquear a los rivales que para pasar reformas”.
The Economist señala que el presidente Felipe Calderón “ha identificado muchos cuellos de botella en México” y que, sin embargo, la mayoría de sus “grandes propuestas” han fracasado en el Congreso. Y pone ejemplos.
Según The Economist, en 2007 se aprobó “una modesta Reforma Fiscal” y una Ley Electoral que favoreció a la oposición. La Reforma Energética de 2008 se diluyó y la Reforma Política “ha sido igualmente destruida” y aún está por pasar. Además, “no hay señales de la ley prometida para mejorar la competencia en el sector de las telecomunicaciones”.
Aunque hay consensos, dice la publicación británica, “el Congreso se las ingenia para estar en desacuerdo”. Por ejemplo, “todos los principales partidos políticos dicen que quieren fusionar las policías, debido al problema del crimen organizado. Sin embargo, cinco años después de la guerra contra el narcotráfico, las leyes relevantes siguen sin pasar”.
The Economist pone otro ejemplo. En 2010, Calderón propuso una Reforma Laboral “que haría las contrataciones y los despidos más fáciles”. Lo que hizo el PRI, “el partido de oposición más grande”, fue rechazarla sólo para elaborar una muy similar el año pasado.
Con todo y las reformas no aprobadas, el Congreso se fue de vacaciones en diciembre. En ese mes, los diputados nombraron a los tres consejeros del Instituto Federal Electoral (IFE) que faltaban. Sí, dice The Economist, pero lo hicieron 14 meses tarde.
Para la elección de un ministro de la Suprema Corte de Justicia, los diputados se tardaron “sólo” 15 meses, dice la publicación británica.
The Economist dice que el Senado ha sido “la Cámara menos obstructora”. Ahí, el PAN es la fuerza mayor y los senadores del PRI y PRD “son más reformistas” que los legisladores en la Cámara de Diputados.
“Ahí, muchos legisladores del PRI tienen deudas políticas con Enrique Peña Nieto, su candidato presidencial, quien no quiere darle al PAN ni una victoria antes de las elecciones de julio”, dice The Economist.
Sí, la rivalidad existe en toda democracia, explica la publicación inglesa. Sin embargo, “en América Latina, (el Congreso mexicano) se destaca como un mal actor”, dice a The Economist Víctor Lapuente, politógo de la Universidad de Gothenburg, en Suecia.
“Sin sorpresas, ha habido más conflicto desde que la hegemonía de un partido (el PRI) terminó. Ningún presidente ha tenido la mayoría en el Congreso, desde entonces”, publica The Economist.
Construir coaliciones es difícil en México, dice la publicación británica, que explica que “los legisladores están casados con sus partidos. Ningún político, desde el Presidente hasta los alcaldes, puede ser reelegido. Esta peculiaridad significa que los legisladores dependen de los jefes de sus partidos y no de los votantes para su próximo trabajo, por lo que es esencial que mantengan la línea de su partido (la Reforma Política de Calderón incluía la reelección, pero fue aplastada en el Congreso)”.
El 1 de julio es un día decisivo para la vida política de México. Ese día se renovarán por completo ambas cámaras del Congreso y la Presidencia de la República.
¿Qué dicen los que apoyan a Peña Nieto? Que si gana él “el estancamiento terminará, finalmente”. The Economist señala que los legisladores del PRI insisten en que la “legislación de bloqueo” se detendrá “sólo” si Peña Nieto gana. “Habrá una Reforma Laboral después de las elecciones de 2012, cuando tengamos un Presidente identificado con los principios de la Revolución”, dijo Armando Neyra, diputado del PRI, en diciembre del año pasado.
Sin embargo, otros dudan que Peña Nieto vaya a ser tan revolucionario. El priista ha reconocido que la industria petrolera y energética necesita inversión privada, cosa que ha sido bloqueada por el PRI.
The Economist señala que Peña Nieto ya hizo amistad con el sindicato petrolero, con el de maestros –el más grande de todos-, y que, además, el gigante de medios Televisa le ha dado “una cobertura amigable”.
Sí, el futuro de México es incierto, pero bueno, “los legisladores tendrán mucho tiempo para reflexionar durante sus vacaciones de verano, las cuales empiezan en abril”.
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