Aunque el anuncio hecho por el presidente Barack Obama el miércoles de que va a normalizar las relaciones con Cuba es el mayor paso de avance con la isla luego de seis décadas de hostilidades, es posible que su discurso haya sido menos “histórico” de lo que él hizo ver, de acuerdo con numerosas fuentes en el Congreso federal y expertos en Cuba.
“No creo que esto va a representar mucho”, dijo Jaime Suchlicki, director del Instituto Cubano de la Universidad de Miami. “Sea lo que sea que el presidente Obama haya dicho hoy, él necesita la aprobación del Congreso para hacer cualquier cambio importante en las relaciones de EEUU con Cuba”.
Suchlicki y otros expertos mencionaron cuatro razones de por qué el anuncio podría con el tiempo no ser tan significativo como muchos de su administración parecen creer.
En primer lugar, aun cuando el embargo impuesto por EEUU a Cuba en 1960 se ha ido erosionando al paso de las décadas, y EEUU se ha convertido en el mayor proveedor de alimentos y productos agrícolas a la isla, las sanciones económicas estadounidenses siguen en pie y sólo pueden ser eliminadas por el Congreso. En general, las compañías estadounidenses tienen prohibido todavía la compraventa de productos a Cuba, o dar crédito a la isla sin permisos especiales del gobierno estadounidense.
En su discurso del miércoles, Obama anunció, entre otras cosas, planes de abrir una embajada de EEUU en La Habana, un dramático aumento de las excepciones a la prohibición de viajes a los estadounidenses que quieran visitar Cuba, una expansión de las actividades comerciales bajo nuevas excepciones al embargo estadounidense y un posible apoyo de EEUU a préstamos de instituciones financieras multilaterales a Cuba. Obama, quien anunció además la liberación del subcontratista de EEUU Alan Gross de la cárcel cubana, dijo que las medidas son “los cambios más significativos en nuestra política (hacia Cuba) en más de 50 años”.
En segundo lugar, con la toma del poder por parte de los republicanos en el Congreso en las elecciones legislativas del 4 de noviembre, la eliminación del embargo es muy poco probable. Lo que es más, habrá fuertes presiones por parte de legisladores cubanoamericanos para bloquear las medidas de Obama, según los expertos.
Líderes republicanos tales como el senador Marco Rubio de Florida ya están denunciando a Obama por haber excedido supuestamente su autoridad presidencial con el anuncio del miércoles de un aumento de viajes y comercio de EEUU con Cuba.
El senador Bob Menéndez, demócrata de Nueva Jersey, presidente saliente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado federal y aliado de Obama en temas clave de política exterior, dijo el miércoles que cuando el nuevo Congreso sea convocado en enero, él urgirá al presidente entrante Bob Corker, republicano de Tennessee, “a que lleve a cabo audiencias sobre este dramático y erróneo cambio de política”.
En tercer lugar, aunque no ha habido una embajada estadounidense en Cuba desde 1961, Estados Unidos ha tenido una misión diplomática permanente en la isla desde entonces, conocida como Sección de Intereses de EEUU en La Habana. Según ciertas normas, es ya una de las mayores misiones diplomáticas extranjeras en la isla, y su transformación en embajada de EEUU podría no ser más que un cambio de nombre.
“Esto es un acto de prestidigitación”, dijo Frank Calzón, director del Centro Por Una Cuba Libre (Center for a Free Cuba), de los planes de la Casa Blanca de abrir una embajada en la isla. “Muchas personas no saben que ya hay más diplomáticos estadounidenses en Cuba que diplomáticos canadienses, españoles o incluso rusos”.
Además, los republicanos en el Congreso probablemente bloquearán la nominación de Obama de un embajador de EEUU en Cuba, como lo han hecho recientemente con sus nominados a Argentina y otros países menos contenciosos.
El senador Lindsay Graham, republicano de Carolina del Sur, quien pasará a ser presidente de la Subcomisión de Asignaciones del Senado que se ocupa de los asuntos del Departamento de Estado, envió el miércoles un mensaje de Twitter diciendo que “Haré todo lo que esté en mis manos para bloquear el uso de fondos para abrir una embajada en Cuba”.
En cuarto lugar, algunos observadores de Cuba alegan que el régimen de Castro podría sabotear las próximas conversaciones de normalización de relaciones porque necesita mantener su enfrentamiento con Estados Unidos por razones de política doméstica. Cuba lleva mucho tiempo alegando que no puede permitir libertades fundamentales en la isla porque está supuestamente siendo atacada por Estados Unidos, y una completa normalización de los vínculos EEUU-Cuba socavaría seriamente su justificación principal para mantener un estado policial en la isla, afirman ellos.
En su discurso a la nación anunciando su acuerdo con Obama de intercambiar prisioneros y comenzar conversaciones de normalización, el gobernante cubano Raúl Castro compareció en uniforme militar completo e hizo hincapié en que el enfrentamiento entre EEUU y Cuba está lejos de haber terminado.
“Esto no quiere decir que lo principal se haya resuelto”, dijo Castro, con aspecto severo, leyendo un discurso preparado de antemano. “El bloqueo económico, comercial y financiero que provoca enormes daños humanos y económicos a nuestro país debe cesar”.
En el pasado, especialmente durante los años en que Fidel Castro estuvo en el poder, Cuba saboteó a menudo los esfuerzos de EEUU por mejorar las relaciones bilaterales.
Cuando el entonces presidente Jimmy Carter tendió una rama de olivo a Cuba a fines de la década de 1970, Castro desató el éxodo del Mariel en 1980 que resultó en una grave crisis política para la administración de Carter. Del mismo modo, cuando el presidente Bill Clinton trató de mejorar los lazos con Cuba, el régimen de Castro derribó en 1996 dos aviones de los Hermanos al rescate, radicados en Miami, que estaban ayudando a refugiados cubanos perdidos en el mar, señalan los historiadores.
Pero esta vez podría ser distinta, porque es posible que Raúl Castro no reaccione como su hermano mayor, afirman otros observadores de Cuba. Por añadidura, Cuba enfrenta la posible pérdida de los subsidios petroleros de Venezuela, y Raúl Castro podría ser el más interesado en mejorar los vínculos con Washington para estimular la economía de la isla.
“La liberalización comercial y financiera (por parte de EEUU) es una buena noticia para el régimen de Castro, que enfrenta problemas económicos debido a que su mayor benefactor, Venezuela, enfrenta una crisis de liquidez y se ha visto forzado a reducir su ayuda a Cuba”, opina Risa Grais-Targow, analista de América Latina de Eurasia Group. “El gobierno tiene pocas opciones que no sean acelerar el paso de la apertura de Cuba, dada su falta de acceso a los mercados internacionales y las instituciones financieras”.
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