El búho no ha muerto
Pronóstico del tiempo
Ya basta de decir “Que no es la estrategia adecuada”. “Que el problema más bien se arregla haciendo escuelas”
Pedro Ferriz
Estamos obligados a proponer un decálogo de lo que esperamos del próximo Presidente de la República. Requisitos mínimos, necesarios para llenar expectativas de una sociedad que crece y aprende de nuevos tiempos, otros pueblos y necesidades apremiantes.
Aunque sé que seguimos siendo —en mayoría— gente que vota bajo esquemas de corporativismo y manipulación. Ignorancia y supuesta conveniencia. Impulso, que no reflexión.
¿Cuáles son las prioridades que queremos siga el próximo inquilino de Los Pinos?
1. Conformación de un gabinete de gente proba y probada. De estatura e intachable prestigio. Capacidades sobradas para el ramo al que se estarán dedicando. De ser posible, siendo una autoridad en la materia. Más que gobiernos de coalición, lo que requerimos son gobiernos de capacidad.
2. Que forme un cuerpo revisor que coordine: Planeación estratégica por sector. Autoridad sobre el otorgamiento de contratos y compras del gobierno federal. La asignación de contratos se ha vuelto un torneo de conveniencias y corrupción. La planeación está ausente en México.
3. Resulta impostergable una modernización del sistema operativo del gobierno federal. Pragmatismo y criterios orientados al crecimiento, vanguardia y viabilidad de proyectos innovadores. Una Secretaría de Innovación sería clave.
4. Deberá encabezar una estrategia para sacar de la postración por pobreza, a un número importante de mexicanos. Más o menos la mitad de la población. Crear círculos de empleo, actividad económica e inversión, resulta impostergable. Urge un monitoreo diario que vaya consignando el ataque a la pobreza y el ingreso a nuevos escenarios socioeconómicos. Que divida al país por zonas con diversas vocaciones productivas.
5. Los Tres Poderes de la Unión están descoordinados, disfuncionales y obsoletos. Tomados por intereses de partido o grupo. Ideologizados y poco objetivos. En un sistema aún presidencialista, éste tiene que tomar el timón de la modernización del país. De otra suerte estaremos condenados a resultados limitados, sin trascendencia. La gente quiere cambios operativos ¡ya! La Reforma Política que se propone hoy, es preocupantemente ignorante y corta.
6. El país exige una reducción del Congreso. Somos 5 millones los querellantes. 300 diputados y no más de dos senadores por estado. Todos bajo el esquema de selección por la vía de las urnas. Ese supuesto espacio de las minorías... o el pretexto de que los mejores legisladores no son forzosamente los más populares, no es argumento ni de democracia ni de pluralidad. ¡A otro perro con ese hueso!
El Presidente debe encabezar la reestructura de los Poderes de la Unión.
7. El Líder Ejecutivo está para resolver problemas políticos. No ostenta su cargo para inaugurar y cortar listones. Eso quita el tiempo, no sólo de él, sino del gabinete que lo acompaña para “adornar” los eventos. Urge un Presidente en Palacio, arreglando problemas, haciendo alianzas, tendiendo puentes, destrabando problemas... En suma, resolviendo. El Presidente no debe estar saliendo diario en los noticieros. Tiene chamba por hacer. Más gerencia y menos lucimiento.
8. México ya no aguanta acciones de deshonestidad. Si el próximo residente de Los Pinos se rodea de ladrones que lleguen a enriquecerse de forma estúpida, la sociedad sabrá reaccionar. Algunos aspirantes saben de lo que hablo. Todos lo sabemos y nadie lo comenta.
9. Habrá que rescatar nuestros enormes recursos naturales. Romper impositivamente con usos y costumbres que arrasan zonas enteras de enorme riqueza. El método de “roza, tumba y quema” debe desaparecer. La tala ilegal, castigarla como homicidio.
10. Deberá acabar con la tarea emprendida por Felipe Calderón. Ya basta de decir “Que no es la estrategia adecuada”. “Que el problema más bien se arregla haciendo escuelas”. “Que debemos pactar con la delincuencia, como hicimos con el EZLN”. ¡Y la genial! si no puedes con el enemigo, pues...
“hay que legalizar las drogas”. Esta es una guerra por la decencia de una sociedad.
Decencia es: recato, pudor, respetabilidad, honor, decoro, compostura, limpieza, virtud, honestidad, pureza, vergüenza, estimación, honorabilidad, nobleza, respeto, integridad, ética, honra, reverencia, dignidad, aseo, moralidad. ¿Queda claro?
Eso necesitamos. No una cara bonita. No un fenómeno de mercadotecnia política. No frases huecas. No populismos baratos. No un juego de “moreidadas” para tontos. No pretensiones de incapaces. No más apetitos de grupos de poder que ven al siguiente sexenio, más como un botín, que como un periodo clave de nuestra historia.
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