19 de octubre “Día mundial contra el cáncer de mama” la bolita
Por:
Guadalupe Loaeza
REFORMA
27 - Marzo - 08
-¿Hace cuánto tiempo tiene usted esa bolita en el seno derecho?
-¿Bolita? ¿Cuál bolita, doctor?
-La que está aquí... Déme su mano para que se la perciba... ¿Ya la sintió?, me preguntó el ginecólogo.
En efecto, allí estaba la bolita. La sentí como una piedrita de río, dura y un poco irregular.
-¿Qué no tiene costumbre de palparse...? ¿Le duele cuando la oprimo?
-Un poquito, doctor...
-¿Cuándo fue la última mastografía que se hizo?
-No me acuerdo, creo que fue hace mucho... Ay, doctor, ¿usted cree que..? Híjole, no me diga que...
-Quiero que se haga una mastografía cuanto antes. Aquí mismo se la puede hacer en el tercer piso. Pídale a mi secretaria que le haga la cita.
Cuando salí del consultorio tenía la boca seca. Tomé el elevador y oprimí el botón de PB. Por un momento pensé que estaba dentro de una de mis pesadillas de las que tanto hablo. Me dirigí hacia la salida del Hospital Ángeles. Ya me estaba esperando Ernesto. Me subí al coche. Cerré la portezuela y en ese mismo instante se me vino encima toda la soledad del mundo. Sin embargo, no estaba tan sola, estaba... con mi bolita. "¿Cuánto tiempo llevas allí sin que tuviera yo la más pinche idea?", le pregunté a ese extraño cuerpo, el cual quién sabe cómo se había introducido en mi organismo. "Es mi culpa.
Mi pinche culpa por no tener la costumbre de palparme...", me decía totalmente abrumada mientras a lo lejos veía coches, y más coches. Suspiré. Más que lamentarme por el tráfico que veía, había cosas más importantes en qué pensar... como por ejemplo, en la bolita... Tomé mi celular. Marqué el número de mi marido. Tragué saliva. Y con una voz medio temblorosa empecé a hablar.
-¿Qué crees, mi amorcito? Este... que... fíjate que el doctor me encontró... este... una bolita... Sí, sí... una bolita... En el seno derecho... Sí, ya tengo la cita con la radióloga para el lunes a primera hora. ¿Tú crees que es grave? Claro, todavía no podemos saber. ¿Que si hay casos de cáncer en mi familia? Sí, dos tías, una por parte de padre y otra por parte de madre. Pobrecitas, si vieras qué buenas personas eran las dos... Yo también te quiero mucho, mucho... Sí, sí ya me voy a la casa... Hay un tráfico terrible. Bueno, te llamo llegando. Chao.
Más que mi bolita, ahora lo que me entristecía era haber entristecido a Enrique. "Tal vez pude haberme esperado a los resultados", pensé al mismo tiempo que evocaba el color verde de sus ojos. De pronto, de manera mecánica, me puse a rezar. Comencé a platicar con la Virgen de Guadalupe, costumbre que tengo cada vez que me encuentro ante un problemón. "Ay, virgencita no vaya a ser la de malas... Allí te encargo... mi bolita... En realidad es muy pequeña, así como un chícharo... ¿Sería mucho pedirte que le solicitaras a tu hijo que me la desaparezca ipso facto? Híjole, no vaya a ser una de sus pruebas que me quiera mandar... Todavía no... Please... Sería muy triste para Enrique, mis hijos, mis nietos, mi hermana Antonia, mis amigos y claro... mis lectores. Pobrecitos... lo que menos quiero es fallarles".
Al llegar a la casa, lo primero que hice fue buscar mi periódico, era como asirse a un salvavidas. Después de leer varias columnas políticas, de repente, mis ojos se toparon con la siguiente noticia: "Marco Antonio Slim, presidente del Consejo Directivo del Instituto Carso de la Salud, ha tomando cartas en el asunto en la enfermedad del cáncer de mama, ya que es la segunda causa de muerte en las mujeres mexicanas en edad reproductiva y ha ido en aumento desde el 2006". ¿Era, esta nota, un mensaje del cielo? ¿Me había escuchado realmente la Virgen de Guadalupe? Continué con mi lectura:
"Para ayudar a la pareja hay que fortalecer la relación, ayuda mucho la fuerza y la unión de la pareja, brincar estos obstáculos que a veces se tienen en la vida como es el cáncer de mama", dijo Slim Domit. "Con el apoyo y la colaboración de Julio Frenk, Felicia Knaul, Sor María Suárez y la doctora Maki Esther Ortiz, la institución lanzó el nuevo programa 'Tómatelo a pecho', el cual busca contrarrestar y prevenir el cáncer antes de que sea demasiado tarde para actuar". Líneas abajo, leí algo que me impresionó de igual manera: "'Me harán mi cuarta quimioterapia de un total de 16, sin embargo, soy ganadora porque soy sobreviviente y tuve acceso a la información', comentó la esposa de Julio Frenk, Felicia Knaul". En ese momento quise llamarle, en primer lugar, para felicitarla por su valentía al presidir una campaña tan importante y, en segundo, para comentarle todas mis incertidumbres respecto a la noticia que me acababa de anunciar el doctor. Tres veces leí la nota de la reportera Flor Labana. Quería empaparme de información, pensaba que al hacerlo disminuiría mi ansiedad.
Confieso que nunca antes me había tomado la molestia de informarme a propósito del cáncer de mama. Por lo visto no lo consideraba importante.
Pasé un fin de semana muy extraño: entre que me hacía la loca o, bien, me ponía muy seria cada vez que me acordaba de mi bolita, para que en seguida hiciera bromas de humor negro, del tipo: "Después de ti, le decía a mi marido, lo que más voy a extrañar es mi American Express y Sky, aunque esté en el cielo...". Por su parte, Enrique se pasó el tiempo buscando información por internet y en sus libros para escribir acerca de este mismo tema en su columna Ojo Clínico.
Por fin llegó el lunes día de la cita de la mastografía. "Va a sentir frío y le voy a apretar su pecho. Póngase derechita y por favor no respire", me decía con absoluta indiferencia una enfermera. Yo obedecía como si fuera una niña de párvulos, no obstante me sentía una verdadera anciana. Percibí mi mama derecha tan poco sexy que tuve ganas de abrazarla como para darle confianza y ánimos. Al salir de la sesión Enrique me dio un beso. Nos fuimos a desayunar al Sanborn's de Altavista. Durante el desayuno hablamos de todo, salvo de la bolita, la cual por cierto, seguía allí como si nada.
"Ya tengo sus resultados. Al parecer la bolita es benigna, pero prefiero extirparla y enviarla al patólogo para estar seguros. La cirugía la programaremos para los primeros días de abril", me dijo el doctor después de dos días de angustia, de zozobra y de insomnio.
A pesar de que la bolita no ha sido aún extirpada quiero pensar que soy una de las afortunadas, y que esto no fue más que un aviso para que tomara a pecho las implicaciones de no acudir con la frecuencia necesaria al médico, de no revisarme mes a mes y de considerar el peligro que representa no detectar a tiempo una inocente bolita, la cual puede convertirse en una enemiga mortal...
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