Napoleón I, tras escapar de su exilio en la isla de Elba, entra en París (Francia) sin pegar un solo tiro. Las tropas que ha enviado el rey Luis XVIII para cerrarle el paso se le han unido. La población, harta del despotismo de la monarquía borbónica, hace que recupere fácilmente el poder. La noticia causa consternación en las potencias europeas. Napoleón reiniciará su campaña bélica de conquista de Europa. A este periodo se le conoce como los Cien Días (en francés Cent-Jours), o Campaña de Waterloo, comprende desde el 20 de marzo de 1815, fecha del regreso de Napoleóna París desde su exilio en Elba, hasta el 28 de junio de 1815, fecha de la segunda restauración de Luis XVIII como rey de Francia. Este periodo pone fin a las llamadasGuerras Napoleónicas, así como al imperio francés de Napoleón Bonaparte.
Una vieja anécdota sirve como ejemplo ilustrativo del carisma y la personalidad de Napoleón: Su ejército se enfrentaba a las tropas enviadas por el rey para detenerle; los hombres de cada bando formaban en líneas y se preparaban para disparar. Antes de iniciarse el fuego, Napoleón caminó hacia el centro de ambas fuerzas, encarando a los hombres del rey y abriendo su pechera mientras decía: «¡Si alguno de vosotros es capaz de dispararle a su emperador, hacedlo ahora!». Poco más tarde, todos los hombres se unían a su causa.
También es conocida la que refiere las pintadas aparecidas en París, que decían: «Ya tengo suficientes hombres, Luis, no me envíes más. Firmado Napoleón», que expresaba el sentir en la capital desde antes de la llegada del Emperador.
Napoleón no se dejó engañar por el entusiasmo que despertaba en las provincias y en París. Sabía que sólo el ansia de cambio y el desprecio hacia el viejo rey y sus codiciosos cortesanos le habían conducido a esta victoria incruenta. Instintivamente sabía que ahora debía vérselas con una nueva Francia que no toleraría el despotismo. En su camino hacia París se había prodigado en promesas de reforma y de un gobierno constitucional. Para poder llevar a cabo estas promesas, primero debía terminar con el miedo que provocaba en las grandes potencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario