¿Cuántos tipos de Lupes existirán? Por el hecho de llamarse como la madre de los mexicanos ¿se comportarán de un modo distinto por ejemplo que las "Marcelas"? ¿Son las primeras más "santas" que las segundas? Los novios de las Lupes ¿se sentirán más machos y nacionalistas que los de las Patricias? ¿Escuchará más la Virgen de Guadalupe a sus tocayas que a las que no se llaman como ella? ¿Qué tanto compromiso se tiene con la Guadalupana cuando se tiene el privilegio de llevar su nombre? ¿Habrá Guadalupes que no tengan fe en la Virgencita? ¿Cuántas Lupitas habrá en todo México? ¿Tendrán las Guadalupes más posibilidades de entrar al cielo que las que fueron bautizadas con el nombre de Viviana? ¿Le gustará su nombre a la Virgen Morena? ¿Cómo le gustará que la llamen? Y por último nos preguntamos, ¿cuántas Lupes habrá en una sola Guadalupe?
Hoy las Guadalupes amanecimos con los ojos más brillantes que de costumbre. Por la puritita emoción de ser nuestro día, muchas de nosotras nos despertamos más temprano que lo usual y cuando nos vimos en el espejo, vimos que teníamos cara de moño como de envoltura de Liverpool. Estamos tan orgullosas de nuestro santo que cada 12 de diciembre pensamos que nuestro cuerpo emana una luz muy brillante. De alguna manera, esa fecha, nos sentimos como santas y hasta milagrosas. Es curioso pero algunas Guadalupes están convencidas que son elegidas del Señor. En México a las Guadalupes no nos dicen ni señora ni señorita, nos dicen Lupita a secas.
Cuando vamos por la calle y nos topamos con una lonchería que se llama "Lupita", tenemos ganas de entrar y pedir un buen plato de mole y media docena de tortillas. Las que estamos a dieta no nos atrevemos, pero a las Lupitas gorditas, que están más allá del bien y del mal, se instalan en una mesa y sin ninguna pena ordenan su mole. Las veces que hemos ido a Xochimilco siempre hemos optado por subirnos en las trajinares que llevan el nombre de la Virgen mexicana. Estamos tan seguras de nuestro nombre, que mismo si no sabemos nada, juramos que con ellas no nos podríamos ahogar jamás. Lo mismo pensamos cuando viajamos en avión: "Si se cae las únicas que nos salvaremos somos nosotras, las llamadas como la Emperatriz de las Américas".
El día de hoy, todos los mexicanos tienen, por lo menos, una Guadalupe que felicitar. Incluso se dice: "¿Cuántas Lupes tienes?" En las familias siempre hay una tía, una prima, una cuñada, una sobrina o una hermana con este nombre. Por eso es una fecha tan festiva. Desde unos días antes se empiezan a escuchar los cuetes. Ah, cómo truenan. Así mismo empezamos a ver centenas de peregrinaciones que vienen de diferentes partes de la República para saludar a la Virgencita. De plano es la Guadalupe más festejada. Muy tempranito los mariachis le llevan su serenata; los globeros sus globos; los algodoneros sus algodones; etc. Pienso que es en lo único que creemos los mexicanos. Aunque a veces no nos cumpla lo que le pedimos jamás hemos perdido credibilidad en la Virgen de Guadalupe. Tal vez ella sí en nosotros. En efecto, me temo que está un poquito decepcionada de sus hijos. Por más maternal, bondadosa y comprensiva que sea, ha de haber ocasiones que la exasperamos. Incluso ya ha de estar cansada de interceder tanto con su hijo por nosotros. "Ay, madre, es que no aprenden. Siguen igual de irresponsables, de pecadores, e inconcientes que siempre. ¡Cuántas veces me has pedido por ellos! Llevas siglos suplicándome que los ayude. 'Ahora sí van a cambiar', me dijiste hace solamente dos años. Y días después de tu generosa afirmación, vinieron los 'errores de diciembre' y mira en qué estado se encuentran en estos momentos. Son in-co-rre-gi-bles. Te prometen quién sabe cuántas cosas, y no cumplen. Después vienen contigo te lloran y te piden perdón. Y te vuelven a ofrecer como dicen ellos, 'las perlas de la Virgen'. Estos mexicanos no requieren de una Virgen. Para salir de sus problemas, necesitarían todas las que se han aparecido en el mundo. Perdóname Madre, pero yo ya no les creo nada", quizá le ha dicho su Hijo con todo el dolor de su corazón. Pobre Guadalupana, porque a estas alturas del partido, ya no ha de tener ni argumentos.
Pero todo eso se le olvida el día de su santo. Está tan ocupada y conmovida recibiendo en su Basílica a todos sus hijos, que ni se ha de acordar de todos los dolores de cabeza que le provocamos.
Es conocido que las Guadalupes somos particularmente sensibles. Nos sentimos tan importantes de llevar este nombre, que si algún familiar o amistad, se le pasa felicitar a su Lupita, ésta es capaz de borrarlo de su lista para toda la vida. Y así como somos de rencorosas, así somos de agradecidas. Entre más felicitaciones recibimos más sentimos que nos crece el corazón, más correspondemos a estos cariños y más bonitos pensamientos le ofrecemos a la Virgen.
Por lo general, las Guadalupes a las que se les dice "Lupe", son bien valientes. No le tienen miedo a nada y además de tener mucho carácter, son bien luchonas. Dicen que entre las Adelitas había muchas Lupes que llevaban sus cananas y sus enaguas bien puestas. Cuentan que de todas las zapatistas, eran las más enamoradas, que no dejaban a su Juan ni un minuto y que en combate estaban dispuestas a morir por él.
En cambio las Lupitas, son menos independientes. Estas siempre establecen relaciones con su pareja de absoluta simbiosis. Cuando no están al lado de su hombre, se sienten como una silla que le faltara una pata. En el amor son muy entregadas y comprometidas. Unas verdaderas "geishas". Están dispuestas a dar gusto a su hombre hasta las últimas consecuencias... Estas Lupitas son muy femeninas. No les gusta enojarse. Casi siempre son muy buenas cocineras. Su especialidad son el pastel de elote y el pollo con salsa de tamarindo. A las Lupitas les gusta que las traten con bonitos modales y que cuando digan su nombre, les agrada que lo hagan con mucha ternura. Así, como si se estuviera rezando. Las Lupitas son madres sumamente cariñosas y les encanta inventar apodos de lo más poéticos a sus hijos.
Por lo que se refiere a las Guadalupes, son a todo dar: generosas, chistosas, audaces y muy creativas. Siempre están inventando algo. Dicen que las Guadalupes son magníficas universitarias. Que siempre sacan 9.9 de promedio y que durante el periodo de exámenes, todo el mundo les copia. A éstas, les encanta bailar. Entre más guapachosa es la música, más vivas se sienten. No obstante se ignora, en la historia de México, que han existido grandes mexicanas llamadas Guadalupes. Por ejemplo, casi nadie sabe que la verdadera consejera del padre Miguel Hidalgo y Costilla, no era doña Josefa Ortiz de Domínguez; se trataba de una Guadalupe sumamente capaz cuya visión política y nacionalista sedujo a nuestro libertador y a otros muchos hombres. Cuentan que era hermosísima pero que cojeaba del pie izquierdo. Las Guadalupes son particularmente devotas de la Virgen. Le tienen una devoción infinita. En sus casas tienen varias imágenes que ellas mismas sacuden. A éstas les gusta que las traten, más que con familiaridad, con respeto. Sin embargo, en las reuniones, pueden llegar a ser muy relajientas y dicharacheras. Estas Guadalupes disfrutan de su día, desde que amanece hasta que se mete el sol. Hoy cuando se vayan a dormir, después de rezarle a su Virgen adorada, lo que más van a lamentar es que ya se haya acabado el 12 de diciembre. Son tan narcisas que darían cualquier cosa porque todo el año fuera el día de su santo. También a ellas, habría que felicitarlas con todo nuestro corazón, de lo contrario corren el riesgo de entristecerse más allá de lo normal
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