viernes, 16 de noviembre de 2012

Modifican la fecha del ‘colapso maya’ (F: Eliesheva Ramos)

El Templo de los Cormoranes en la zona arqueológica de Dzinbaché. Foto INAH
 
Un mural de estuco en relieve con policromía, que refiere a una de las dinastías mayas más antiguas e importantes de la antigua ciudad de Dzibanché, en Quintana Roo, así como fragmentos de estuco, forman parte de los últimos descubrimientos registrados el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), que revelan que dicho lugar fue habitado hasta el siglo XIII, y no hasta el XI, durante el llamado “Colapso Maya”, cuando se cree fueron abandonadas por completo las urbes de las Tierras Bajas.
 
 
Los hallazgos son dados a conocer luego de que especialistas reanudaron hace unos meses las investigaciones que el arqueólogo Enrique Nalda (1936-2010) efectuaba en esa antigua urbe maya, y quien durante sus últimas exploraciones encontró restos humanos y decenas de objetos de ofrendas, entre los que destaca un punzón de hueso labrado con la escena de un sacrificio humano.
 
 
Dzibanché es una ciudad que se ubica en el sur de Quintana Roo, en el municipio de Othón P. Blanco, asentada en40 kilómetroscuadrados dentro de la selva; se conforma de cuatro conjuntos arquitectónicos: Grupo Principal de Dzibanché, Tutil, Complejo Central y Acrópolis de Kinichná. El asentamiento tuvo su mayor auge en el periodo Clásico (250-1000 d.C.), durante el cual gobernó la dinastía Kaan, una de las más antiguas e importantes de toda el área maya.
 
 
La arqueóloga Sandra Balanzario, responsable del proyecto de investigación en Dzibanché, informó que los datos que arrojan estos descubrimientos indican que esta ciudad estuvo habitada hasta el periodo Posclásico Tardío (1200-1550 d.C.), “lo cual es relevante porque nuestras investigaciones anteriores apuntaban a que la ocupación solo había llegado hasta el Clásico Terminal (800-1000 d.C.)”.
 
 
Destacó que entre el conjunto de objetos encontrados, sobresale una vasija del Clásico Tardío que fue matada (rota intencionalmente) durante un ritual en la época prehispánica, y depositada como ofrenda; la pieza esta decorada con iconografía que hace referencia a uno de los hermanos de Testigo Cielo, uno de los más importantes gobernantes de la dinastía Kaan.
 
 
Esta vasija —que ya ha sido rearmada en 70 por ciento— junto con iconografía de los dos murales, la decoración de estuco y los aplanados con glifos asociados a tal dinastía, indican una continuidad de dicha estirpe en esa urbe maya. “Esto es relevante porque la información que teníamos nos decía que la dinastía Kaan se asentó en Dzibanché en el periodo Clásico, y que para el Clásico Tardío (600-800 d.C.) emigró a Calakmul, pero después de este descubrimiento sabemos que hubo una continuidad, parte de la familia se quedó en Dzibanché para controlar la ciudad”.
 
 
Sandra Balanzario indicó que luego de dos años de haber quedado interrumpido el proyecto de investigación en el mencionado sitio, debido a los requisitos académicos que se debían cubrir para dar continuidad a los estudios de uno de los más importantes investigadores del área maya, en agosto de este año se reanudaron los trabajos en Dzibanché cuya primera temporada da prioridad a la restauración y consolidación de las áreas descubiertas por Nalda entre 2008 y 2009.
 
 
La arqueóloga del Centro INAH-Quintana Roo recordó que el objetivo de la última exploración de Nalda era encontrar las casas que habitó la gente de Dzibanché, porque ya había descubierto las áreas ceremoniales y edificios con cámaras mortuorias, por lo que decidió buscarlas en dos conjuntos arquitectónicos cercanos al área monumental que no habían sido excavados.

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