Experiencias Xcaret es un emporio que conjunta 262 hectáreas de diversión en sus diferentes parques temáticos ubicados a lo largo de la Riviera Maya.
Encabezada por Miguel Quintana Pali, esta empresa es una de las más exitosas que existen en la industria turística mexicana. El año pasado recibió a dos millones 640 mil visitantes, que equivale a un promedio de siete mil 233 turistas al día, que no solamente pagan su entrada, sino que en los parques consumen alimentos y bebidas, servicios como nadar con delfines o tiburones, o un masaje, y compran regalos y recuerdos. Este average sin duda es la envidia de muchos otros empresarios.
El arquitecto Quintana es un hombre discreto, que rara vez aparece ante los medios de comunicación.
Ese trabajo prefiere dejárselo a Carlos Constandse, vicepresidente de la compañía.
Conozco a Constandse desde hace varios años y platicar con él siempre es escuchar cosas positivas y optimistas. Por esto es que me sorprendió escucharlo quejarse en una reunión que sostuvo con periodistas hace unos días. Afirmó que, desgraciadamente, México no está en su mejor momento –lo cual es cierto— y calificó 2014 como un año muy difícil, sobre todo en materia económica: los impuestos aumentaron, el IVA en Quintana Roo se incrementó de 11 a 16 por ciento, lo que provocó que se encarecieran todos los productos; y la reforma fiscal afectó su ritmo de inversiones, ya que antes podían deducir aceleradamente hasta 90 por ciento de lo invertido y ahora primero hay que pagar los impuestos, para luego reinvertir lo que sobre.
En 2013 ya se habían visto afectados por el aumento del Impuesto sobre la Nómina, que creció de 2.0 a 3.0 por ciento, lo que ocasionó que sus costos operativos se fueran muy altos, ya que se trata de una empresa que tiene tres mil 600 empleados.
Todo esto causó que su plan de crecimiento se desacelerara: de los 500 millones de pesos que pensaban invertir en 2014, únicamente pudieron utilizar 245 millones; es decir, la reforma fiscal causó que invirtieran menos de la mitad de lo planeado.
Pero Experiencias Xcaret es una empresa tan exitosa, que hasta cuando le va mal le va bien.
Así que se tomaron muy en serio el bache financiero y aprovecharon para llevar a cabo una reingeniería de todo el grupo, revisando a fondo cada una de sus unidades de negocio, con lo que lograron un ahorro de 80 millones de pesos en gastos.
“Nos reinventamos y logramos ser más eficientes con una estructura operativa mejorada. Salimos más fortalecidos para tener un crecimiento sostenido a largo plazo”, explica.
Sin embargo, tampoco significa que 2014 haya sido un año malo, ya que crecieron 6.0 por ciento en su clientela.
Para 2015 proyectan inversiones por 481 millones de pesos y un crecimiento conservador de 4.0 por ciento.
Otro dato que llama la atención de su balance de 2014 es que en diciembre se cumplió un año de que abrieron su parque más reciente: Xoximilco, en el cual habían calculado recibir 86 mil visitantes, pero el registro fue de casi 70 mil turistas, 19 por ciento menos de lo planeado.
Pero regresemos de nuevo a su promedio de bateo: 192 visitantes al día, a mil pesos el boleto, no está nada mal para un primer año de un proyecto que costó 222 millones de pesos, aunque aquí hay que considerar que buena parte de su clientela a este parque es de locales, los cuales, por política de la compañía, sólo pagan las mitad.
Además, tienen en construcción un nuevo parque, que será el quinto del grupo, que con el nombre de Xenses comenzará a operar, también en la Riviera Maya, a finales del presente año. Sin duda a Experiencias Xcaret les fue bien el año pasado, a pesar de las adversidades.
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