lunes, 2 de enero de 2012

Leer o morir / El Principito... (G Loaezza)...



El escritor español Jorge Semprún (1923-2011) pasó meses encerrado en el campo de concentración alemán de Buchenwald. En 1945, cuando el ejército de los aliados entró al campo a liberar a los presos, se encontraron a Semprún, delgadísimo, 6a00e551f5010088330162fdbfaeab970d-350wicasi muerto, con una ametralladora entre las manos, pues los presos habían logrado amotinarse contra los alemanes. Apenas salió de su cárcel, este novelista se dedicó a escribir uno de sus grandes libros, La escritura o la vida. En su caso, escribió el autor, se decidió por la escritura. Para nosotros, la lectura es tan importante como la escritura, así que podríamos decir que "escribir o morir". Por esta razón, a partir de este domingo, compartiré con ustedes mis libros favoritos, los libros que me han acompañado a lo largo de mi vida, de mi infancia, de mi juventud y de mi adultez. Ahora que nos hemos percatado de que los políticos no conocen de libros y que tartamudean cada que les preguntan sobre el tema, que confunden autores, géneros y títulos, pensamos que no hay una mejor idea.


En esta ocasión hablaremos de El Principito (Le Petit Prince, 1943), de Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944), ya que se trata de todo un símbolo de la literatura universal.

Algunas estimaciones dicen que se han vendido 134 millones de ejemplares de esta maravillosa novela en todo el mundo, y que se ha traducido a más de 180 idiomas.

Para el diario Le Monde, esta novela breve es uno de los 100 libros más importantes del siglo 20, apenas superado por El extranjero, En busca del tiempo perdido y El proceso. No hay quien no conozca la historia de este pequeño hombrecito que un día se le aparece 6a00e551f50100883301543758d0d4970c-800wien medio del desierto del Sahara a un piloto accidentado... Con su forma de ser tan enigmática y tan sabia, el Principito muestra una manera de ver la vida completamente nueva, porque para él "lo esencial es invisible a los ojos". El ex Secretario de Salud, José Ángel Córdova, dijo que entre sus libros favoritos se encuentra "El principito de Maquiavelo". Nosotros podremos no haber leído El príncipe, pero conocemos a la perfección la historia del Principito. Conocemos todos los pasajes del libro y todas las veces que leemos esta historia lo hacemos con un nudo en la garganta.


Se cuenta que El Principito está inspirado en un accidente que Saint-Exupéry, un experimentado piloto francés, tuvo en 1935, cuando tuvo que aterrizar en el desierto del Sahara. Se supone que durante los días en que estuvo esperando a que lo rescataran sólo se alimentó de un poco de frutas y un poco de vino, y que en esos días llegó a tener alucinaciones. Lo que no fue una alucinación fue lo que ocurrió una mañana: Antoine se despertó y vio que cerca de donde estaba había caído un meteorito.


Sin duda, ese pedazo de roca lo hizo imaginar al Principito. Pero otros biógrafos aseguran que la historia de El Principito fue resultado de un sueño tenido poco después de una operación. Lo cierto es que este libro fue escrito durante el verano de 1941 en una casa alquilada, muy cerca de Nueva York.

 

Ciertamente, El Principito contiene muchos secretos, como los baobabs, esos inmensos árboles que conoció en su viaje a Senegal. También están los maravillosos volcanes que conoció en El Salvador, el lugar en donde nació el amor de su vida: Consuelo Suncín. Consuelo era una mujer bellísima, con incontables leyendas
acerca de sus romances. ¡Incluso se decía que entre sus conquistas se encontraban Rudolph Valentino y el filósofo Denis de Rougemont! Cuando la conoció, Antoine la invitó a subir a su avión, en medio del cielo soltó los controles y le pidió a Consuelo que lo besara. Ella, víctima del pánico, no pudo menos que besarlo.
6a00e551f50100883301543758ada9970c-800wiEse fue el inicio de un amor tormentoso porque Antoine era bohemio y enamorado. Consuelo debió soportar las infidelidades de su marido y también las largas ausencias que le imponía su trabajo de piloto. Consuelo es la Rosa del Principito, la rosa engreída, que se cree única en el universo y que duerme bajo una campana de cristal. Cuando ella leyó el libro, se dio cuenta de que su esposo la había considerado siempre una vanidosa, así que escribió unas memorias que nadie le quiso publicar, porque su difunto marido se había convertido en una especie de héroe nacional. Tuvieron que pasar muchos años para que la Rosa diera su versión, pues ninguna de las biografías de Antoine consideraban la historia de Consuelo. Ella murió en 1979 y nombró heredero a su chofer, José Martínez. Fue él quien pudo publicar Las memorias de la Rosa en el 2000.


Finalmente, diremos que Saint-Exupéry entregó el manuscrito a su editora Silvia Hamilton poco antes de partir a un viaje por África. La editorial le dio un ejemplar de su libro impreso exclusivamente para él; de hecho, fue el único ejemplar que Antoine conoció. El 31 de julio de 1944 subió a su avión para emprender una misión de reconocimiento por la frontera de Francia e Italia. Sin embargo, como todos sabemos, nunca regresó. Su novela más famosa fue premonitoria, porque el Principito también desaparece en el cielo: quiere regresar a su planeta a buscar a su Rosa. Ciertamente, Saint-Exupéry escribió este libro para volver con su rosa, Consuelo, es decir, para pedirle una segunda oportunidad. Ahora que volvamos a leer El Principito pensaremos que hasta a él, con su enorme sabiduría, le faltó un poco de sensibilidad para comprender a su Rosa.

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